CAPÍTULO 22

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- Gracias, y siento las molestias.- Finge una voz agradable la chica antes de colgar.

Entonces su sonrisa se borra, su gesto cambia a uno cansado y resopla dejando su cabeza caer con fuerza sobre la mesa entre papeles y tazas de cafés ya frío y a medio terminar.

Ganas de gritar de frustración no le faltan, pero se aguanta y solo tacha otro de los nombres de la larga lista. Una lista eterna de trabajos a tiempo parcial de la manada.

Otro en el que la han rechazado. El primero, una pequeña frutería cercana, no la aceptó por su falta de experiencia. Lo mismo en su segundo intento, una cafetería próxima a la plaza central. Pero a partir del sexto rechazo, con excusas cada vez más pobres, comenzó a pensar que había algo más.

 Todo le quedó claro cuando aquel grosero hombre con voz de fumador le dijo que no contrataba Rogues incivilizados.

Un nuevo suspiro cansado y cierra los ojos derrotada. Arrepintiéndose de golpe de esa tonta idea de conseguir un trabajo a tiempo parcial mientras termina el curso de educación.

Está a punto de marcar el siguiente número de teléfono cuando suena el timbre de la casa, haciéndola detenerse. El reloj marca las cuatro y media. Edén no debería volver del trabajo hasta las seis. ¿Quién podía ser entonces?

Con pereza y las zapatillas rosas de estar por casa, se arrastra hacia la puerta principal dispuesta a abrir. Pero todo mal humor cambia cuando la gran sonrisa del chico al otro lado parece iluminar el día.

Ethan sonríe tierno al ver la pinta desarreglada de Abi y su rostro cansado con ojeras bajo sus ojos.

- ¿Te pillo en mal momento?

- No, perdona. ¡Pasa!- Sonríe agotada ella dejando espacio para que el lobo entre en su pequeña casa.- Solo he tenido una larga mañana.

Y casi sin darse cuenta Abi se encuentra contándole todos sus problemas, como si fuese ese amigo de toda la vida al que siempre acribillas con tus dramas y contratiempos. Se sientan en el salón cómodamente y el muchacho de pelo oscuro escucha detenidamente su experiencia buscando trabajo.

- No se como lo hizo tu madre.- Confiesa al pensar en los rechazos por su pasado, por su procedencia.- Me rechazan por haber nacido Rogue. No me imagino la discriminación por ser humana.

Solo entonces el gesto de Ethan se relaja, recostándose en el sofá con mirada pensativa. Como si tratase de recordar algo que en realidad ni siquiera ha vivido.

- Mi madre se hizo un lugar por su carácter fuerte y decisivo a parte de cariñoso. Después de tantos años consiguió ganarse el respeto de todos aquí.

Mira a Abigail que parece decaída. Ella no tiene el mismo carácter. Su forma de ser es calmada, algo tímida y retraída. Tal vez, si su infancia no hubiese sido así, la vida sería más sencilla para ella.

- Pero tu tienes algo que mi madre no tenía.

La castaña lo mira con el ceño fruncido sin comprender. ¿Qué puede tener ella que no tuviese la fuerte Luna de Uskad? A parte de traumas y cicatrices.

- El amor de tu mate.

- No te entiendo.

- Abi. Cuando mi madre comenzó no tenía a nadie. Mi padre digamos que no era el mejor mate al principio.- Baja la mirada como si estuviese avergonzado de algo que él no pudo controlar.- Pero tu... Jamás he visto a un lobo proteger y querer tanto a su pareja como para enfrentarse a un Alpha.- Confiesa.

Una sonrisa tímida y algo ruborizada surge en su rostro.

- Además. Es un Beta y, he de admitir, que da un poco de miedo cuando se enfada.- Dice haciendo a los dos reír ligeros.

Ella se siente mejor, recordando la suerte que tiene de haberlo encontrado. A su lobo. Aquel que tantas veces le ha jurado que haría cualquier cosa por ella.

- No se si sus gruñidos van a ayudarme a conseguir trabajo.- Responde cuando por fin dejan de reír.

Ethan parece pensarlo durante unos segundos. Será un Alpha, ¿no? ¿Su deber entonces no es ayudar a su pueblo? Que mejor froma de comenzar que por su nueva amiga, a la que tanto cariño le ha cogido en tan poco tiempo.

- No. Pero por suerte además de un mate tienes un buen amigo.- Le guiña un ojo.- Estoy seguro de que puedo encontrarte algo en un par de días. Aunque no te prometo que sea lo mejor.

- Muchísimas gracias. Te debo una.- Suspira más tranquila.

Y , de verdad, ella no se puede sentirse más agradecida. Porque Ethan tiene razón. No está sola. No todo son dificultades, si no que tiene mucho más de lo que nunca había tenido. Tiene amor y amistades incondicionales, libertad y posibilidades. Y nunca se había parado a agradecer aquello.

El sol comienza a caer entre charlas amenas y risas y, para cuando se quiere dar cuenta, el reloj marca las seis en punto.

- Será mejor que me marche ya.- Se excusa el chico mirando la hora en su muñeca y dirigiéndose a la puerta tras un pequeño abrazo de despedida, seguido de su amiga.- Ya puedo oler que vuelve Edén.

- Quédate a cenar. Tenemos comida para los tres.

- ¡¿Y que me mate?!- Dramatiza con una mueca y la mano en el pecho, como si la simple idea le espantase.- No, gracias.

Pero es justo cuando abre la puerta de entrada, que se topa con la mirada clara del mismísimo Beta sobre él. Su semblante serio y los puños cerrados, hasta que su pequeña mate se agarra a su cintura mientras se despide de Ethan. Saludándole a él con un beso cálido en la mejilla que le calienta el alma.

El contacto lo calma, el cansancio le pesa y, durante unos minutos, consigue olvidarse de todo rodeado de ese exquisito aroma floral. 

- Nos vemos, Abi.- Sonríe tenso el futuro Alpha una vez fuera.- Me alegro de verte, Edén.

Consigue despedirse también del muchacho forzando una sonrisa pero con una mirada de advertencia y consigue, cuando por fin están solos, elevar entre sus fuertes brazos a Abi y mecerla haciéndola reír.

- Bájame. ¡Me vas a tirar!- Consigue decir entre risas, agarrándose fuerte de su cuello.

Pero el solo a aprieta más contra su pecho respondiendo con un escueto no. Marcándola con su fuerte aroma y quitando todo rastro del de aquel maldito Alpha, al que tendrá que soportar verlo merodear por la casa más a menudo. Porque hace a su cachorrita feliz. Al igual que él estuvo allí para su mejor amiga, Aria, antes de marcharse.

- Déjame probarte de nuevo. Déjame verte la marca... Mi marca.-  Pide con voz ronca.

Mi CachorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora