Hola a todos. A los que habéis llegado hasta aquí os quiero agradecer, de todo corazón, vuestro apoyo incondicional.
Escribo este capítulo bastante tiempo después, pero con las mismas o más ganas.
He tenido que releerme la novela para poder sumergirme de nuevo en ella. Pero me ha encantado ponerme en vuestros zapatos y leer cada pequeño comentario y opinión.
Reaccionar con vosotros a las emociones que trato de transmitir con mis palabras.
Ahora, gracias a vosotros, esta comunidad ha llegado a los 2000 seguidores. Muchos de vosotros lo sois.
Así que quiero agradeceros con un poco más de esta historia a la que tanto cariño le habéis dado.
De nuevo, muchísimas gracias por hacerlo posible.
**********
Coge aire una última vez antes de adentrarse en el frío edificio. La joven trata de infundirse el valor, que verdaderamente no tiene, cuando llega a la recepción de aquella entrada de blancas paredes donde, detrás de la mesa, una mujer levanta la cabeza advirtiendo su presencia.
- Hola.- Saluda tímida la castaña.- Vengo a visitar a...
- Si, señora Harris, la estábamos esperando.- Le interrumpe con una cómoda sonrisa que ella trata de imitar sin mucho éxito, nerviosa.
Con nerviosismo gira sobre su dedo anular el anillo que le ha dado el título y ese apellido, como si saber quién lleva el otro le diese la fuerza suficiente para continuar.
Tampoco le queda de otra cuando la recepcionista le pide que le siga con un movimiento y se encuentra recorriendo unos eternos pasillos con puertas a ambos lados.
- Ahora todos los pacientes se encuentran en la sala de recreo, aunque su sesión de terapia comienza a las seis y terminará la visita.- Se disculpa aquella mujer de bata.
- No le robaré mucho tiempo.- Insiste la muchacha segura.
Al fin llegan a una gran sala de paredes verdes y mesas y sofás repartidos por esta.
En cuanto pisa el umbral de la puerta, tiene la sensación de que todas las miradas de aquel salón se dirigen a ella como búhos, atentos.
Más de una docena de ojos, algunos de ellos rojos, que parecen reconocerla. O al menos eso es lo que siente.
Pero son aquellos ojos marrones profundos los que verdaderamente le generan escalofríos cuando lo identifica al otro lado de la sala, sentado frente a una de las mesas.
En algún momento la mujer a su lado ha desaparecido y, a pesar de que le tiemblan las piernas y el corazón empieza a bombear más fuerte, se dirige en la dirección de aquel hombre.
- Abigail.- Le oye murmurar como saludo cuando al fin se detiene frente a él.
- Hola, papá.
El título rasca su garganta mientras lo dice. Es la primera vez en todo este tiempo, desde lo ocurrido aquella fría noche en Uskad, que lo llama así. Aunque verdaderamente le quede grande.
Con un gesto, Víctor le pide que se siente y, aunque al principio dude, termina por hacerlo.
- Ha pasado más de un año.- Su voz no suena a reproche, sino más bien curiosa.- ¿Qué es lo que te trae aquí?
A pesar de que no parece el mismo hombre, su voz sigue teniendo el mismo efecto en ella. Abigail mira con atención a su padre.
Ya no lleva aquella desastrosa barba, pero eso, lejos de ayudar a su imagen, deja ver más las arrugas y ojeras que le dan una imagen más demacrada.
ESTÁS LEYENDO
Mi Cachorra
WerewolfUna promesa. Una promesa que llegó demasiado lejos. Encontrarla. A su mate, a su otra mitad. Aquella por la que tanto estuvo esperado. A esa cachorra que se escapó entre sus dedos la noche que se convertiría en la peor noche de su vida. En esa pesad...