CAPITULO 22

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RENACIENDO
CAPITULO 22.


Candy tuvo mala noche después de ese sueño, era tan extraño. Ese hombre al cual se aferró y correspondió a su abrazo se sintió como Terry ¡Era como probar una porción del alma de ese joven! Y la forma como le miraba, siendo tan protector y dulce con ella, le saco por un instante suspiros, porque ese hombre a pesar de haber sido la primera vez que lo veía le hacía sentir bien.

Sin embargo, no dejaba de atormentarle el hecho de que el escenario en donde se encontraban era de destrucción, cómo si todo eso fuera un mal augurio de lo que se avecinaba para ella. No quería seguir manteniéndose con miedo y escondida de la gente, Terry y Stear estaban haciendo de su parte, y ahora ella debía estar del lado de ellos. La chica después de ese de ese sueño, no pudo seguir durmiendo, espero a que amaneciera para verlo, para sentirse sgura entre sus brazos, para corresponderle a ese amor que surgio repentinamente entre ellos y que los miedos y los peligros invisibles alrededor de ellos no les permitían mostrarse libremente.

Aprovechó la cálida mañana del sábado para tratar de despejar su mente y hacerse de nuevas ideas, sobre todo para decirle a Terry lo de sus sueños raros, se levanto y preparo para salir a ver a buscarlo, asi le tocara revelarse ante los malnacidos que asesinaron a Susana, ya no les tenía miedo. Sin embargo, la chica se sorprendio que esa misma mañana, Terry estuviera ahí, en su puerta.

—¡Terry!

—Hola pecosa, buenos días —Saludo el castaño son una sonrisa —Te veo apresurada.

—Si… bueno… yo… Iba a buscarte —La chica se sintió arder ante la presencia de ese chico que ahora no le quitaba la mirada de encima —¿Qué haces aquí?

—Bueno, la verdad, es que quiero pasar el rato contigo.

—¡Oh! —Dijo la chica sorprendida —¿Por qué?

—Es que… no te he dado el lugar que te mereces después de todo esto Candy —Explico el joven con el rostro sonrojado —Anoche, después de hablar de todo contigo, no deje de pensar en ti y en lo maravillosa que has sido conmigo. Pero sobre todo, lamento mucho el hecho de haberte metido en esto y peor aún, tener que dejarte por mi venganza y…

—¡Terry no es necesario que digas todo esto!

—Pero tengo que hacerlo Candy. Porque quiero que todo siga funcionando entre nosotros incluso cuando ya nadie nos persiga y me toque volver a la realidad quiero que sigas conmigo, Candy.

—Terry… ¿A qué realidad te refieres? —Pregunto Candy, y eso provoco el pánico en Terry. Sabía que siempre hablaría demás cuando a sus sentimientos se refería, y algún día debía decir su verdad, una que nadie va a creerle, porque de eso estaba seguro —Terry, todos los días deseo que me mires a la cara y me digas que es lo que ocurre contigo. Que me digas que todo esto es un sueño y que al despertar, tu seguiras ahí.

En otras circunstancias, Terrence Winslow hubiera querido venganza ante todo, sin importar nada, ir directo a su objetivo, pero después que fuera cumplida no sabría que hacer. Ahora, Terrence Grandchester quería una cosa... La quería a ella ¡A ella a totalidad!. Se acerco a Candy y beso sus labios con tanta pasión como si el mundo se fuera a acabar, como si ella se fuera a deshacer entre sus manos para no tenerla jamas.

Ella pidió un espacio para respirar pero Terry apenas si pudo soportar un par de segundos sin probar esos labios con sabor a chocolate y vida. Abrazo esa lengua caliente con la suya, y una lluvia de gloria correr en todo su ser.

Al fin, mirándose ambos a los ojos, y buscando aire para compensar la excitación del momento.

—..Terry... —Murmuro la rubia derritiéndose ante sus ojos.

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