CAPITULO 16

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RENACIENDO.
CAPITULO 16.
🥺🥺🥺🥺

Candy se había dejado caer al suelo, el sudor le corría por el rostro, hiperventibaba y su corazón por unos segundos parecía haberse detenido. ¡Lo había visto! Ese cruel hombre que había asesinado a un anciano sin piedad le estaba persiguiendo, y había secuestrado a su amiga. Solamente podía imaginar lo que ese desgraciado sería capaz de hacerle.

—Yo... No puedo seguir callando esto ¡Alguien tiene que saber lo que ese hombre hizo para ayudar a mi amiga! —Se dijo en voz alta, tomo aire tratando de organizar sus ideas. Pero las nuevas lágrimas le traicionaban.

¿Qué podía llegar a hacer ella? Estaba paralizada y aterrada porque ahora sabía que ese hombre iba muy en serio en cuanto a su persecución y hacerle callar... era algo que no sabía cómo manejar. Especialmente sabía que ir sola a esas alturas sería anudar su propia soga para ejecución. Debía hacer algo.

No quería alarmar a Terry, pero si sabía quién era la persona correcta para ayudarla. Aún con las manos temblorosas y a sabiendas de una severa reprimenda de parte suya se puso de pie y corrió a algún lugar concurrido para estar segura, pero aunque sea alguien cercano a él debía saber lo que había ocurrido, lo más probable, era que la vida de Susana dependiera de esa persona que al igual que Terry, tendía a hablar en pasado.

....
Terry llegó al departamento sintiéndose cansado y con los ojos rojos, había llorado en todo el camino de regreso a su casa... a esa vida que le había tocado. Sabía que nada podía volver a ser lo que era, pero aún así, los años no se lo habían hecho fáciles, solo la sonrisa de Eleonore al volver le llenaba de gozo al igual que Paulina, la sonrisa de sus madres valía la pena.

—¡Hola cariño! —Saludo Eleonore al ver a su hijo llegar a casa y guardando su bicicleta de mensajería en el una pequeña puerta en el vestibulo, la rubia se dió cuenta del aspecto cansado y triste de su hijo, y le preocupo —¿Qué te sucede? Tienes los ojos rojos.

—Descuida, se me metió algo, eso es todo —Se excuso el muchacho limpiándose los ojos. Y con su vista periférica reviso por todos lados del departamento en busca de alguien —Mamá ¿Y Candy?

—Ay, cariño —La rubia se mordió los labios y desvío la mirada al suelo. Si en esos años Terry no supiera que ese gesto significaba algo malo se hubiera quedado tranquilo, pero era todo lo contrario —Ella salió a ver a su amiga y...

—¿Cómo? ¿La dejaste salir? —Reclamo furioso mientras dejaba caer a un lado su bandolero y con sus ojos azules tornándose fríos.

—Dijo que volvería pronto. Que sería solo un rato.

—¿Cómo pueden ser tan inconscientes? Anda un topo peligroso detrás de ella.

—Dijo que sería un momento.

—¡En un momento a ella le puede pasar de todo! —Vocifero con todas sus fuerzas —Y si le pasa algo yo... yo...

El teléfono del departamento sonó estruendosamente al punto de crisparle los nervios a Terry, salió corriendo hasta donde estaba y contesto la llamada, esperando desesperadamente que fuera ella.

—¡Candy! —Respondió con fuerza, pero la voz que escucho detrás no era la de Candy, percibió agitación de varias personas y una de ellas era la de una chica.

—..Te.. Te.. Terry, soy Stear.

—¿Stear? ¿Qué pasa?

Estoy con Candy, necesito que vengas con nosotros, ella necesita tu ayuda, estamos en mi casa. Esta muy asustada, al parecer secuestraron a su amiga y necesita de tí en este instante.

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