CAPITULO 18

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RENACIENDO
CAPITULO 18
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Apenas llegó esa llamada al teléfono de Candy, la pareja salió desde Morningside Heights hasta llegar al hospital principal de Brooklyn, dónde encontraron a la chica en muy malas condiciones. Y de no ser por esa muchacha pelirroja que la encontró, quizás no se hubiera dado con ella en ningún momento. Terry y Candy llegaron hasta la emergencia en donde encontraron a los Marlowe, quienes esperaban noticias de su hija, y junto a ellos, una persona peculiar y agradable para Terry, que apenas la vió, se quedó sorprendido.

—..Señora Marlowe. —Llamo Candy al ver a la madre de su amiga angustiada por el estado de su hija —¿Cómo esta?

—Esta grave... Las próximas setenta y dos horas son críticas. —dijo la señora Marlowe limpiandose la cara y volviendo la mirada a la chica que estaba en el rincón cerca de ellos —E... Ella fue quien la encontró.

Terry dirigió su atención a la chica que la señora Marlowe había señalado, abrió los ojos ante eso ¿Karen había sido quién encontró a la amiga de Candy? Aquello era otras de las jugarretas del destino, quien lo empujaba a su familia del modo que fuera necesario.

—¿Karen? —Murmuró Terry al verla.

—Terry... Que circunstancias para encontrarnos de nuevo  —Dijo la pelirroja con gesto triste, estaba en mal estado por lo vivido ese día. Aún usaba su uniforme, pero no iba a irse sin saber del estado de la chica.

—¿Qué es lo que te pasa? —Pregunto a su sobrina, quien entonces estallo en lágrimas.

—Le hicieron algo terrible a esa chica... ¿Cómo alguien puede ser capaz de hacerle tanto daño a una persona? No lo entiendo.

—Calma... Ella probablemente pueda vivir una vida plena y saludable.

—Los doctores no dan buen pronóstico... Nunca pude creer que un ser humano podía dañar a otro de esa manera ¿Por qué? —dijo la chica con sus ojos llenándose de lágrimas —¿Puedes decirme quién puede ser tan desalmado cómo para dañar a alguien sin motivos?

—No lo sé, mi niña.. —Explicó Terry al final mientras le colocaba una mano en un hombro a la pelirroja. En realidad, lo sabía perfectamente, sobre todo porque el mismo que le hizo daño a él en su antigua vida se había enseñado con Susana. Miro a Candy llorando con los padres de su amiga, esperando lo peor, aún así, era su deber quedarse con Candy para ser su apoyo, en especial ahora que sabía lo que sentía por ella.

Candy permaneció durante horas en ese hospital, al igual que Karen y Terry, de algún modo debían quedarse a apoyarla mientras estaba junto a Susana. Candy sentía tanta rabia todo lo que le habían hecho, su pobre amiga nunca se percato de las personas que la rodeaban, tuvieron que sedarla completamente para que pudiera tolerar el dolor. Ella no sería m la misma nunca jamas, no volvería a disfrutar de la magnificencia de los colores y la luz del día.

Terry por su lado observaba a su sobrina, la chica era igual a su buen padre, era buena y noble en muchos sentidos. Apostaba a que él estaría orgulloso de Karen, quien hasta no saber que el estado de la tal Susana estuviera estable no se iría fácilmente. Al menos, no sin su Candy.

—..Hola chica. —Saludo Terry a su sobrina, esta lo mira con sus ojos entristecidos. —¿Quieres un café?

—..No... solo quiero noticias de ella. No puedo irme sabiendo que esta... tan mal y...

—Oye, mi amiga y yo nos quedaremos aquí esperando. Ella conoce a la familia de la muchacha, y cualquier cosa podemos darte noticias.

—No... lo siento Terry, lo que paso hoy es algo que no podre sacarme de la cabeza fácilmente. —Se agarro el cabello con fuerza, con ganas de arrancárselo de la frustración. —La hubieras visto. Tenia tanto miedo... no solo el hecho de que le hicieron todo eso, era su desesperación, que logro salir de donde estuviera y tratar de salvar su vida a pesar de todo... Como me agarro... sentí tantas cosas que no puedo simplemente describirlo, solo supe que apenas la agarre de la mano tuve una responsabilidad con ella. Por eso no me puedo ir así, Terrence.

RENACIENDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora