CAPITULO 9

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RENACIENDO
CAPITULO 9.
🥺🥺🥺🥺

Terry trato de correr de la mano de aquella chica que seguía llorando de miedo, no pensó siquiera que Richard lo esperaba, siguieron hasta llegar a la estación de metro, esperando que Mark no los persiguiera, ese quizás era uno de sus temores, a pesar de los años seguía de algún modo sintiéndose indefenso.

Guío a Candy hasta los últimos asientos del vagón mas solitario, aquella chica temblaba de miedo y sus ojos seguían derramando lágrimas. El muchacho entendía que estuviera asustada y confundida por todo lo que había visto, pero la necesitaba cuerda, la necesitaba bien... Sin siquiera imaginarlo esa chica formaría parte de su plan de venganza.

—..Niña yo.. —No encontraba palabras para intentar siquiera hablar con ella. Trataba se ponerse en su lugar, pero se veía reflejado en el miedo que en ese mismo momento emanaba. Le tomo de las manos y sintió como estaban frías y le temblaban —¡Por favor, controlate!

—Yo... solo quiero... yo... —Siguio hipando mientras más lágrimas se formaban en su rostro —No... solo quiero irme a mi casa ¿A dónde me llevas?

—A un lugar seguro. Él no va a encontrarte.

—No quise... De verdad fue un accidente, no pensé que lo mataría y yo le tome fotos —Respondio la joven mientras se limpiaba las lágrimas, y aquello llamo la atención de Terry.

—¿Le tomaste fotos? —Pregunto Terry sorprendida —¿Eres periodista? ¿Qué hacías tomando fotos ahí?

—Me aleje de mi grupo de excursión y... Me gusta tomar fotos —Comento la chica —Y mi papá me dijo que no trajera mi cámara, que podía meterme en un problema... creo que tenía razón.

—Oh.. —Exclamo el sin dejar de mirar a esa chica de ojos verdes. No podía creer que alguien como ella acabará de ver algo tan aberrante, sus ojos seguían inundados en lágrimas que parecían no cesar —¿Cómo te llamas?

—Candice... Candy Jhonson.

—Bien Candy Jhonson, te llevaré a mi casa. Todavía no estas a salvo.

—Pero... —La chica intento excusarse pero fue interrumpida por el muchacho que la seguía sosteniendo de las manos y se atrevió a mirarle a los ojos. Candy se sonrojo, nunca había visto ojos tan azules y profundos como esos.

—Confía en mi. No te pasará nada, lo juro —Pronuncio Terry sin soltarle las manos. —Solamente te pido que confíes en mí.

Apenas Terry dijo eso, las lágrimas se secaron de los ojos de la chica, y el muchacho sintió un nudo en la garganta. Era la primera promesa que le hacia a una mujer en dieciocho años, una promesa con fuerza, ya que había objetivos ocultos. Pero ambos tenían sus pensamientos perdidos. Candy había dejado de llorar, pero aun llegaban a su mente las escenas de aquel vil crimen ¿Cómo una persona puede hacerle eso a sus semejantes? ¿En dónde estaba el respeto y la integridad a la vida? Pero sobre todo, entre todo eso, ese joven que le había rescatado de las garras de una muerte segura, el sujeto se aterró al verlo ¿Por qué? Estaba confundida, pero agradecida de que ese chico la tomara entre sus brazos en el lugar y momento indicado.

Por su parte, Terry seguía con la mandíbula apretada de la rabia. Se había reencontrado con Mark, el cual había cometido un segundo crimen tan atroz, con mano propia, respiraba un vapor caliente por la irá que tenía acumulada. Pero también se sentía orgulloso de que lo hubiera reconocido, y que le tuviera miedo en ese instante... Sobre todo porque él ya no era el mismo tonto de antes, era un nuevo ser.

Nunca olvido quien era, nunca olvido lo que le hicieron.

.....
Salió antes de que alguien se le ocurriera entrar a inspeccionar la construcción, no logro eliminar a la maldita mocosa que lo había visto. Pero aquello no era lo peor, sino el hecho de que junto esa chica estaba ese joven que lo intimido y lo hizo retroceder sin remedio alguno. Era él ¿Cómo era posible? Estaba muerto ¡Él mismo lo había matado! Le había disparado en la cabeza. Terrence Winslow estaba muerto y enterrado y ahora lo volvía a ver, era un Terrence joven, era fuerte... No había competencia delante de una persona joven el cual veía con ojos profundos y llenos de odio, los cuales te veían y sabían lo que hacia dieciocho años habían cometido.

RENACIENDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora