Cap 4- 24

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No fui al colegio, quería salir a hablar con mamá, pero en la cárcel donde estaba no me lo permitieron, solo tenía permitido ir al colegio.

No comí, pasaron dos días y apenas había pasado agua, no podía ver a papá a la cara y mamá no me respondía.

Aparece toda amorosa enviándome una carta, para luego desaparecer, en qué estás metida mamá, que haz hecho después que me fui, por qué no puedes atender el teléfono mamá.

Papá realmente estaba preocupado, se acercó a la puerta y me pidió que lo perdonara, sabe que cometió un error, por eso no pudo seguir con mamá. Ya acepto, se resignó a que mamá lo perdonara, pero que por favor no le hiciera lo mismo, que necesitaba que yo lo perdonara o que por lo menos comiera algo.

Hablamos por un buen rato, acepté comer, pero quería comer cómo las personas normales, llamó a Juliana y le ordenó que me sirviera lo que yo quiera.

—Señor no puedo hacer lo que me pide, la señora dejó órdenes...

—Es mi hija y come lo que ella diga, no lo que tú ni nadie diga.

—Si señor.

Abuela llegó y despidió a Juliana frente a todos los empleados, les dejó claro que eso le pasaría al que desobedeciera sus órdenes.

Conmigo fue muy clara, era más fría que mamá, como si no llevara su sangre. Me dijo que en su casa se hacía lo que ella dijera, que si mamá me tenía mal educada con ella las cosas eran diferente. Que ya no sería una muchachita chibirica y realenga, que me iba a poner en cintura.

—Conmigo usted tiene educación o hace un deber. Esta casa se respeta y se hace lo que yo diga.

—Usted quien es para hablarle así a mi hija, no le permito, que la humille, lo hizo conmigo, pero con ella no pasara lo mismo —llegó mamá y la encontró insultándome. Se puso roja, sus ojos estaban lleno rabia.

—Que hace esta pueblerina aquí, a ti salió la niña, no entiendo por qué Jeff se hizo cargo de ella.

—Mamá cállate —gritó papá.

Mamá me tomo del brazo y preguntó si estaba bien, papá se llevó a la abuela y mamá me dijo que me fuera con ella, pero me negué, le dije que no me iría porque ella no sabía que quería, un día estaba bien, me trataba de maravilla y al otro volvía hacer la misma mujer fría y distante de siempre. Los grito de la abuela se escuchaban a dos cuadras, la escuché decir que a mi me podía soportar, pero que a mamá no la quería en su casa.

—Ya escuchaste a la abuela mamá, vete.

—¿Quieres que me vaya?

—Si, eres inestable mamá, estar cerca tuyo me hace daño, me asusta tu actitud, en ocasiones me pongo hasta nerviosa, no te entiendo, quiero que te vayas. Hazlo antes de que salga la abuela.

—Perdóname.

—Siempre me pides perdón, pero vuelves a hacer lo mismo, para que lo haces, para que pides perdón si volverás otra vez hacer lo mismo por lo que pediste perdón antes.

—No se como actuar, cómo comportarme contigo, no te quiero hacer más daño. Quisiera poder tener una relación normal contigo, pero hay cosas que me atormentan y me impiden que pueda darte mi amor.

—¿Qué cosas?

—Cosas, fantasmas del pasado, hechos, hechos que me dan miedo contar, me dan vergüenza y no se como lo tomarás.

—Empieza por ahí entonces. Mamá... habla conmigo.

—Eres muy madura Azul, te expresas como una persona adulta.

—Solo dime mamá.

—Es que no puedo. Por favor entiéndeme.

—Pues vete.

Se fue: y me dejó hecha bolas, por qué me inquietaba tanto, por qué sentía que había algo que ella y papá me ocultaban, por qué me hacía sentir que papá me había mentido.

Pálpitos de su corazón ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora