Cap 2- 13

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Fueron transcurriendo los días y llegó el día del juicio, luego de varias audiencias. Los abogado de aquella familia, la misma que mamá aún no le había visto la cara, algo irregular, pero hay dinero de por medio. Lo cierto era que estos tenían hambre de lo que mi abuela con tanto sacrificio había construido. Podía mandarlo todo al carajo, pero eso significaría que todo el trabajo qué pasó su madre habría sido en vano.

Aparte de la casa, la papelería, de la cual se deshizo y el dolor de su inesperada partida, misma de la que Rebeca se culpó por tantos años. Fue lo único que le había dejado, sin mencionar todo el amor que le había entregado en vida.

Antes de llegar al juicio, quiso pasear por ese pueblecito que un día fue tan suyo como lo era esa casa y que en ese momento era de esas personas que con tanta maldad se habían apoderado de él, o era lo que en sus cabezas creían. Les arrebataban sus tierras a esas personas y con ellas sus esperanzas, solo tenían culpa de su ignorancia.

Al llegar al tribunal se sorprende al ver aquel rostro impoluto de una señora hermosa y muy elegante. Por encima de la ropa se le notaba la prepotencia y cara la cara de amargada que cargaba era su mejor atuendo, pero a la misma vez, el ego y la arrogancia, estos eran tan pesados que apenas podía sostenerse de pies. La misma persona que sin piedad le había arrebatado la felicidad cuando apenas tenía 18 años. Era quien la había demandado alegando desacato, por dos grititos que mamá había tirado defendiendo lo que por ley le pertenecía. Supo que era ella por su abogado, este no abandonaba su falda y era el mismo que los últimos días le había robado La Paz.

Rebeca se acerca con todo el descaro— hola señora Alba —eran dos iguales, refiriéndome a la elegancia, no la reconoció, le regaló una sonrisa y con mucha amabilidad le devolvió el saludo. La amabilidad y sonrisa permanecieron en su rostro hasta que el abogado las presentó. Se invirtieron los papeles, el rostro que la risa no abandonaba ahora era el de Rebeca, los planes de mi querida abuela eran mantenerse en las sombras y al darse cuenta que mamá sabía quién era, su rostro cambio de tono. Lo que ella no sabía era que sus órdenes se habían cumplido, pero de lo que no tenía ni la más remota idea, era de quien era la chica que según ella la había sacado del anonimato.

Nunca supo quién fue la simple muchacha que se había robado el corazón de su hijo. Por la qué Jefferson sentía el sentimiento más puro y sincero, solo le interesó saber que su clase social era distinta, por eso no pudo reconocerla, y mucho menos saber que aquella casa humilde, situada en un terreno con un valor exorbitante, era de aquella muchachita, la misma que era de mundo distinto al de ella, al de ellos... perdón.

Pálpitos de su corazón ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora