Enfrentamiento Cap 4 - 21

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Tenemos que tener cuidado con lo que deseamos, salí de un encierro hacia otro, la casa de mi abuela era una jaula de oro. Papá le había dicho que tendría una nueva inquilina, de inmediato ordenó  que me prepararan un menú, y me alistaran una recámara, tenía ojos sobre mí todo el día, ella se encontraba de viajes y papá no paraba en casa, el bus del colegio no llegaba hacia allá, en esa zona no transitaban carros público, por lo que me asignó un chofer, abuela le había dado órdenes de no dejarme hablar con nadie, si estaría en su casa sería bajo sus condiciones.

Si de lejos me tenía la vida controlando, que sería cuando llegara. Ya estaba muy cansada de ser el títere de todo el que se le antojara, primero mi mamá, ahora mi abuela. Respiraba verde, era prácticamente todo lo que comía, tenía una dieta basada en ensalada. No se quien le había dicho a ella que yo necesitaba alguna dieta, según Juliana, la chica a cargo de mi alimentación, bueno, la de todos allí, solo se podía comer saludable, miraba hacia el lado derecho y veía un brócoli, al izquierdo lechuga, hacia atrás zanahoria, que vida era esa.

Me hacían todo, no movía un dedo, si pedía que me bañaran así sería, tenía un sin número de empleados a mi merced, hasta me decían: señorita Azul. Si me pidieran describir a mi abuela con una sola palabra diría: extremista, la mujer más intensa y exagerada del mundo.

Al fin llegó papá, ya tenía una semana aquí y no había hablado con él, mi móvil y tableta se habían quedado en casa de mamá, tampoco había hablado con ella, y al parecer lo que menos le hacía era falta, en esa semana no me había hablado ni una sola vez. Sin embargo; ella si me hacía mucha falta, me sentía estúpida extrañando a alguien a quien no le importo en lo más mínimo, pero deseaba  tanto hablar con ella que hasta la llamé, pero no hablé, solo quería escuchar su voz, alcanzó a decir "Buenas tardes" y le cerré. Lloré como una idiota, de impotencia, de rabia porque me hizo la vida miserable y aún así no podía dejar de amarla, de preocuparme por ella, de sentirla gritarme, sentía su desprecio y aun así, lo que más quería era estar a su lado, puede sonar hasta masoquista, pero no, es amor, el amor hacia la persona que me dio la vida, que me trajo al mundo es muy fuerte, ese lazo es imposible de romper, mientras mas me alejaba, más me acercaba a ella.

Mamá... parece una simple frase, pero es la palabra que más sentimientos arrastra, es la persona que te lleva 9 meses en su vientre, luego te alimenta de ella mediante el pecho. Al nacer eres tan indefenso; te cuida de todo, hasta de ella misma, te alimenta, te baña, te mima, acaricia, hace que tus días sean maravilloso, sabiendo que lo disfrutas, pero que no sabes que significas para esa cosita tan indefensa, crean vínculos imposibles de romper, apego, las madres son super héroes, es el ser más importante sobre la fas de la tierra, las madres están hechas para amarlas aun después de la muerte. Yo amo, amo con locura a mí mamá, ella pudo elegir abortar, pero no, decidió darme vida, por esa sencilla razón la amo, estoy convencida que ella también a mí, por algo decidió tenerme, por alguna razón que desconozco me trajo al mundo.

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