Lo que yo quería era que hablaran, para que de una vez por toda se terminara esa agonía, ya era suficiente para ambos, debían aclarar las cosas.
Al mismo tiempo me daba miedo, los dos tenía un carácter que para que les cuento. Ya me había ganado al chofer de la abuela y logré que me llevara a casa de mamá, papá saliendo yo llegando, no se imaginan lo triste que fue verlo triste, aunque la verdad no sé si era tristeza, enojo, decepción, su cara reflejaba un sentimiento extraño. Me paré frente a él, dije su nombre, me vio, pero no me vio. Vi una lagrima salir de su hijo derecho y avanzó sin decir ni media palabra.
En la recámara estaba mamá deshecha, nunca la había visto llorar así, con tanta desesperación, estaba rota, total y absolutamente rota, tirada en el piso, les juro que nunca me imaginé que Rebeca podía sentir al grado de desbaratarse, deshacerse en lágrimas.
—Rebeca —me miró y con la mirada me dijo todo, no pude sostenerla por más de cinco segundo. En estos me suplicó que la abrazara y fue lo que hice. Lloró por horas, no dije nada, solo acariciaba su cabello tan suave, mientas ella se sumergía en mis brazos en busca de consuelo, lo que ella no sabia era que los únicos brazos que le podían dar ese consuelo, se habían marchado y que su dueño llevaba el alma rota, porque su corazón ya ella lo tenía.
—De lo único que soy culpable es de amar con todo lo que soy a alguien que siempre será el amor de mi vida. Amar así me a llevado a cometer muchos errores, lo admito, he sido una persona cruel, fría, insufrible, especialmente contigo. Por eso hoy imploro tú perdón —dicho esto no pudo contener el llanto, en ese momento era inhumano pedirle que se calmara, que dejara de llorar cuando todo lo que ella quería era sacar todo lo que traía por dentro y esta era la única manera de hacerlo.
No dije nada, solo sostuve su rostro en mis manos, luego de sumergir mi mirada en sus ojos llorosos besé su frente, no pude evitar llorar. Siempre pensé que mi mamá era incapaz de sentir, que en lugar de un corazón tenía una piedra y me equivoqué.
—Le dije que lo amaba azul, por fin tuve el valor de hacerlo, todos estos año viví aterrada, con un amor que me mantenía viva pero que también me consumía. Cómo podré olvidarlo, cómo voy a olvidar a tu papá azul como. Siento que ya no puedo más, no tengo fuerzas para luchar. Vi tanto odio en su mirada, esa mirada, la misma que me daba fuerzas, me dio miedo. Ya todo terminó.
Esta Rebeca me agradaba, una Rebeca humana, con los sentimientos a flor de piel, es cruel lo que diré, pero me llenaba de satisfacción verla así tan vulnerable, aunque me duela en el alma su dolor. Nunca debí irme, nunca debí dejarla sola. Ahora estoy segura de que si sufrió cuando me fui, si siente, si tiene sentimiento, siempre pensé que no y me equivoqué. Estaba segura de que no me estaba equivocando, dándole una nueva oportunidad.
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Pálpitos de su corazón ✔️
DragostePrefiero vivir el recuerdo de un amor verdadero, que arriesgarme a volver a intentarlo y perderlo todo en el intento.