Cap 4- 25

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En mi casa hay reglas, normas las cuales hay que cumplir. Ese tipo de ropa no son actas para una niña de tu edad. Fueron las palabras de la abuela luego de que se fuera mamá.

Pasaron dos semanas y era mi cumpleaños. Cumpliría 14. Era un día normal, como todos, mamá siempre se acordaba, pero al final de la noche, no sé, quizás se le olvidaba. Papá siempre me mandaba un regalo y una nota, pero este me tocaría pasarlo con él.

Caída las ocho de la noche veo a papá llegar con un bizcocho y un regalo a cantarme cumpleaños, no había estado en casa todo el día y la amargada de mi abuela me mandó un regalo con Úrsula, su nueva adquisición. Aun no sabia que era, el primer regalo que quería destapar era el de mamá, pero ella ni me había llamado para felicitarme.

Estaba muy triste y papá se dio cuenta, me pedía que abriera su regalo, según él lo amaría, pero mi esperanza de que mamá llegaría aun estaba viva y se lo hice saber, solo dijo, que mamá era rara, que con ella nunca se sabia.

Vio la caja del regalo de abuela, le pareció extraño, el regalo, no que no lo haya destapado. Se burló, dijo que lo mas seguro era que fuera un plato de ensaladas, una pijama de abuelita o unos blumen manga larga. Me hizo reír y justo ahí llegó Úrsula con un mandado de Cesar

—Disculpe señor, su mamá señorita, dice Cesar que está en la primera puerta.

—Gracias Úrsula –respondió papá

—Ves papá, te lo dije, te dije que vendría

—Por qué juegas con ella Rebeca –balbuceó

—¿Qué dijiste papá?

—Nada mi amor, ve con tú mamá

Ahí estaba ella, parada con mi regalo entre sus brazos, luego de colocarlo en manos de Cesar me dio un abrazo, mientras me apretaba me decía al oído todos sus buenos deseos, para luego terminar con un te amo. Yo amaba mis cumpleaños, eran los únicos días que mamá me abrazaba, sin mucha gana, pero la podía sentir cerca. Ese año, el año de mis 14 fue distinto, pude sentir su amor, además, sus labios recitaron la frase que cada año anhelé escuchar.

Al abrir mi regalo casi muero de emoción, era un cachorrito, alegó saber que yo extrañaba a Dicky

—Pero la abuela me va a matar.

—Es tu cumpleaños, deberías entrar, antes de que sean las 12

—Gracias mamá

Solo me marché. Papá estaba ahí, espero a que terminara de hablar con Rebeca, le pregunté si entrabamos, pero respondió que tenia algo de que hablar con ella.

Se le acercó y sin mas la besó, yo lo vi, me sorprendí, pero ella luego se disfrutar el beso, lo cacheteo— ¿Qué te pasa?

—Que te pasa ti ¿crees que puedes jugar con sus sentimientos? ¿crees que es justo dejarla esperándote un día entero para luego aparecer como si nada a pasado?

—¿Y quien dice que eso te da derecho a besarme?

—Por que quiero que sientas la misma frustración que ella. Vendrá o no vendrá, me llamara o no. Quiero que ese beso retumbe en tu cabeza y te preguntes una y otra ves por qué lo hice. Quiero que ese beso te desespere, que quieras hablarme, verme, preguntarme por qué lo hice, que la misma pregunta ronde en tu cabeza y no te deje dormir, solo para que sientas lo mismo que sintió ella al no saber si vendrías.

Yo estaba ahí, lo vi y escuché todo, mamá parecía helada, su rostro estaba pálido y papá fue muy duro con ella.

—¿Por qué tanto odio? —sus ojos se preparaban para llorar— ¿Nunca me perdonaras verdad? Sabes... yo a ti ya te perdoné, gracias a eso he podido encontrar un poquito de paz.

—¿Tu me perdonaste? Paz, tú no seas patética

—En este momento dudaría de si algún día me amaste, no te reconozco.

—Por que tu me destruiste, acabaste con todo, te llevaste todo Rebeca Martin y aun así dices que me perdonaste

—Solo espero, que cuando reacciones, te des cuenta de la verdad, no sea demasiado tarde.

No dije nada, solo escuché, quería entender, solo quería aclarar dudas, tenía la esperanza de que alguno dijera algo que me sacara del laberinto donde me encontraba, pero solo me di cuenta del gran rencor que papá sentía por mamá, lo que dejó muy claro que si alguien fue infiel, no fue él.

Pálpitos de su corazón ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora