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Christian.



En unas horas empezaría a trabajar, estaría modelando en la pasarela y había mucho ajetreo por todas partes, lo bueno que tenía mi propio cuarto aparte. Manuel hacia un excelente trabajo y tenía muchas cosas para prepararme para la pasarela. Tenía maquillistas, estilista y una asistente para traerme mis pedidos, ahora estaba yendo por mi vestimenta.

Tenía guardaespaldas y eran cuatro, Manuel decía que era por si acaso y que no me preocupara por su presencia. Recuerdo que mi hermano se quejaba siempre de que sus guardaespaldas no lo dejaban solo cuando iba al baño, ni un pedo se podía tirar el pobre.

– ¿En serio no puedo comer algo? – pregunté por tercera vez, tenía hambre y Manuel no me dejaba comer.

– Christian, por favor – llamo mi atención, hice un puchero, decía él que no podía comer nada porque podría haber un accidente y que por eso me pregunto hace una hora antes, pero en esa hora no tenia hambre, ahora sí. – ¿Dónde rayos está Meredy? – estaba estresado mi mánager, yo no me estresaba, solo debía ser fabuloso e increíble, Manuel era el que tenía que preocuparse. – Ahora vengo – volteo los ojos y salió.

Pasaron cinco minutos, la estilista arreglaba mi cabello y el maquillista me retocaba algunas partes, cerraba mis ojos, en ese momento escuche que entro alguien.

– Manuel te buscaba – le comento mi estilista.

– ¿En serio? – ella es alta, creo que mide 1,87, tiene su cabello corto, rapado de los lados y tenía muchos tatuajes, tenía estilo y le quedaba.

– Si, se fue a buscarte porque te tardabas – hablo mi maquillista.

– Bueno ya estoy aquí y fui por algo más – abrí mis ojos porque ya no sentía que estuvieran trabajando conmigo, ahí estaba Meredy con muchos trajes y cajas de zapatos, y una enorme bolsa. – Ten Chris, no quiero que te desmayes en media pasarela porque no te dejan comer – me dio una bolsa. La tomé y la abrí, había envoltorios y olía delicioso, una hamburguesa con tocino estaba ahí y solo la mordí, gemí de placer.

– Meredy... Te adoro – mordía, veía que más había en la bolsa, papas fritas, tacos y tres cajas de mini pizza, lo saque todo. – ¿Quieren? Agarren con confianza – dudaron un poco y se vieron entre ellos pero agarraron al final.

Comimos y hablábamos, termine de comer mientras platicábamos, Meredy encendió el abanico que daba hacia afuera para disimular el olor a comida, guarde las cajas cuando ya no agarraron y la escondí debajo del mueble, en ese momento abrieron la puerta.

– ¿Dónde estabas Meredy? ¡Te he estado buscando por todas partes! – entro con más bolsas y unos conjuntos de ropa.

– Si me iba a buscarte, podrías volver y nos la pasaríamos así todo el día, buscándonos uno al otro – comento.

– ¿Huele a comida? – pregunto.

– Manuel que malo eres – dije. – No me dejas comer y dices que huele a comida, eres cruel – hice puchero.

– Pero en serio huele a comida – hacia caras. – ¿No lo huelen?

– No – dijeron en unisón mi estilista y maquillista.

– Ok – no supo que más decir. – Vamos Chris, primero es este conjunto – me enseñó cuál. – Después este y luego este – me enseñó seis conjuntos más. – ¿Los viste Meredy? – le pregunto a ella, ella asintió. – Apenas salga Chris, le darás el siguiente, ustedes se encargan de darle el abanico pequeño a Chris y de arreglarlo, quitarle el brillo y que esté presentable para la siguiente salida – ellos asintieron. – ¿Entendieron todos? – pregunto, ellos volvieron a sentir.

You and Me. (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora