38.

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Joshua.



Mi tía estaba en la ciudad, me había llamado porque tenía muchos regalos, ella ve algo y lo agarra, mi abuelo la consintió tanto al igual que mi tío Dani pero cada quien maduro en diferentes tiempo, mi tía creo que a los... Creo que ella no maduro.

Me vería después con Chris y Alondra, dicen que quiere hablar conmigo, tal vez me diga sobre cómo le ha ido en el trabajo, no puedo manejar así que me lleva el chofer de mis padres, ya que, siempre tan preocupones, a un lado estaba un pastel de Milkyway que mi papá preparo.

Estaban de visita, mi tía se casó con un hombre doce años menor que ella, pero al menos encontró el amor.

La camioneta se estaciono e iba a bajar, pero el chofer siempre tiene el seguro contra niños, mis padres hicieron que Albert -así se llama el chofer- que lo pusiera.

Espere a que abriera, me dio la mano para ayudarme a bajar, le agradecí y tome el pastel, mis lentes oscuros puestos, llame la atención de varias personas, tal vez llama mucho la atención esos jeans blancos ajustados.

Me acerque al edificio para entrar, le dije a la de recepción que avisara que había llegado, pidió mi nombre, ella llamaba y de vez en cuando me veía, ¡Tómame una foto para que te dure más mujer!

Solo escuche "¡Haz lo pasar mujer!" y se cortó la llamada.

– La señora Nozbore la espera – agradecí sonriendo solo por amabilidad, me fui a los ascensores para adentrarme a ellos, la música sonaba y el pastel hacía que gruñera mi pancita, se detuvo, se siente raro cuando me meto a un ascensor, debo recargarme en las paredes, las puertas se abrieron y salí.

Camine hasta llegar a la puerta número 107-2, no eran muchos cuartos pero si pisos, era el piso siete y era la segunda habitación de este piso, toque la puerta y se escucharon tacones acercándose, la puerta fue abierta muy rápido y una mujer de 38 años, de ojos azules tan vivos y llenos de alegría, su cabellera blanca, ya sabes, las modas de tener el cabello de viejitos.

– ¡Josh! ¡Joshi! ¡Joshua! – me tomo del brazo para después abrazarme con fuerza, con una mano alejaba el pastel para que no lo tirarlo y con el otro la abrazaba.

– Hola tía Gaby, que bueno que estés aquí – me separe de ella para verla. – Mírate nada más, estas tan hermosa como siempre – ella sonrió, le gusta que la alaguen, pero puedo ver patas de cuervo en sus ojos o cuando sonríe un poco.

– ¡Oh basta! Sabes que es mentira, tener a un niño de tres años y otro de 26 es muy agotador, están llenos de energía – me tomo del antebrazo adentrándome al departamento. – Uno me levanta a las seis de la mañana por que quiere hacer pis, después dos horas durmiendo, luego está en mi cuarto viéndome dormir, todo el día conmigo mientras Sam esta haciendo la comida – hizo cara de asco. – ¡Diu! En serio, las cosas que cocina... ¡Oh dios! ¿Eso es...? – apunto hacia el pastel.

– Papá me dijo que te lo trajera, dice que una vez lo etiquetaste porque se te antojo cuando lo viste y pues lo hizo anoche.

– Ese Santi es un pan de dios, un dios – lo tomo poniéndolo en la mesa, yendo de inmediato por un cuchillo muy grande y filoso, sonrió con maldad, lo corto y me aleje, no quiero perder un ojo. – Mmmm... – lo tomo con las manos, ensuciando su cara y sus mejillas, seguía metiendo el pastel a la boca, gimiendo y haciendo gestos de placer, era extraño y... perturbador.

– Tía Gaby, mejor sentémonos.

– Claro hijo – dijo con la boca llena de pastel, se trajo el pastel a la sala.

You and Me. (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora