You and Me. (Gay/Yaoi)

25.

Christian.

Habíamos subido al avión, John... Perdón, mi John me abrazaba mientras dormía, me había levantado hace unos quince minutos, él se había quedado dormido después, veía lo tranquilo que estaba, su cabello un poco desordenado pero mientras se lo acariciaba se lo acomodaba, me encanta tenerlo así.

Verlo dormir, sus labios entreabiertos, su rostro tranquilo, a veces frunce su entrecejo pero con mis caricias lo tranquilizo, su barba crecida que me encanta, aunque a veces pica pero me da cosquillas y eso me gusta.

Que otras cosas me gustan de él... ¡Claro! Su forma de ser, antes sí que era un imbécil pero era mi imbécil, siempre abusando de mi inocencia haciéndome sonrojar por lo que me pedía y como un buen novio lo hacía, cambio... Y eso me enamoro más de él, sé que lo hizo por mí y estoy muy orgulloso de él, no cambio... Sino que mejoro.

Su forma de acariciarme, consentirme en lo que quiero y lo que me gusta, ese sexo que tenemos, siempre pidiendo más del otro, espero que sigamos así, de estar juntos, de amarnos.

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Después de estar en esa habitación, teniendo sexo, no podíamos seguir aunque quisiéramos, me puso una bata blanca para cubrir mi cuerpo.

– No deberías estar exponiendo tu cuerpo así, llamas mucha la atención – me regaño.

– Es un comercial de perfume, así debería estar – fruncí el ceño, siempre de celoso.

– Lo sé, pero al menos cúbrete un poco, exígeles que no podrás mostrar mucha piel – siguió.

– Nadie me contratara por exigir – me ponía una pomada en mi rodilla.

– ¿Cómo te lastimaste? – pregunto, trague duro y desvié la mirada.

– Y-ya sabes que soy torpe... – metí una excusa, me tomo de la barbilla e hizo que lo viera.

– Tú no eres torpe – frunció el ceño, viéndome con esos ojos azules que veían a través de mí, sabía que mentía pero si le digo sería capaz de ir tras ese tipo y matarlo o quién sabe.

– En serio, fui torpe y me lastime – trata de verlo a los ojos, pero no pude y desvié por unos segundo la mirada.

– Me sigues mintiendo y te castigare como no tienes una idea – se puso entre mis piernas. – Lo preguntare una vez más y será la última, si me vuelves a mentir regresaremos a casa y no volverás a trabajar en tu vida, te mantendré encerrado – sabía que no mentía por la forma en que me veía, su mirada quemaba y me excitaba, pero no era momento de tener sexo desenfrenado... Tal vez más tarde. – ¿Cómo te lastimaste? – pregunto, di un suspiro de derrota, rodee mis brazos en su cuello.

– Si te lo digo, prometes no hacer nada como... Golpear gente, contratar personas para que lo golpeen, arruinar su vida, matarlo, perseguirlo para que se mate porque ya no aguanto y muchas ideas locas o planes que tengas en tu sexy mente – espere a que asintiera.

– Depende – contesto.

– No es suficiente – suspire. – Sino lo prometes, no diré nada.

– ¿No lo dirás? – pregunto.

– No lo diré – lo desafié. – Juro que aunque me tortures con sexo, con cualquier cosa, me lo llevare a la tumba Jonathan Rafael Phillips Peterson, lo juro – no quitaba mi vista de esos ojos azules.