Su padre estaba muerto.Era una mañana como cualquier otra y sin embargo, todo era diferente.
Luke terminaba de redactar una carta cuando Aemond despertó. Le dolía la cabeza a causa del llanto y sentía el cuerpo engarrotado después de las horas que pasaron en el pasillo hasta que se quedó dormido y Luke lo trajo de vuelta a la cama. El alfa tenía ojeras rojizas bajo los ojos, el cabello despeinado y un plato de fruta a medio comer en la mesa donde escribía.
Se vistió en silencio y se acercó a Luke, detrás de su espalda. El chico echó un poco de arena en la carta y la sacudió hasta que estuvo lista para ser doblada y sellada.
–Respondo a mi madre– explicó. La casta tenía el sello de los Velaryon– Mi padre será rey consorte y mi abuelo Mano del rey... de la Reina.
–¿Qué pasa con mi abuelo?
–Mond...
Aemond dio un paso atrás al notar el tono con el que Luke hablaba, suavizando su voz para decir algo que no le gustaría escuchar. Luke suspiró largamente y se frotó el rostro, con preocupación, Aemond había olvidado que no era más que un adolescente, que era menor que él y que llevaba un gran peso sobre sus hombros, pero el vínculo le hizo saber que lo que guardaba le afectaría mas a el que al alfa. El alfa se levantó de su asiento, recargando su peso en el borde de la mesa para darle espacio.
–No lo digas– pidió– si crees que no lo soportaré, no lo digas.
–Está en Antigua, según mi madre– Lucerys lo tomó de la mano y lo acercó de nuevo a él– Pero hay algo que no me cuadra en todo esto y mi madre solicita mi presencia en la capital.
–Te proclamarán Señor de Marcaderiva– Luke asintió.– ¿Cuándo nos iremos?
–Iré yo.
–¿Qué? ¿Piensas dejarme aquí?– escandalizado, Aemond se soltó. Se paseaba como león enjaulado bajo la atenta y tranquila mirada de Lucerys. Aquello solo sirvió para incrementar su furia. Aemond no era un omega obediente y mucho menos uno que necesitara quedarse en su casa esperando a su alfa.–Soy tu esposo ahora, Lucerys. Mi lugar es contigo.
–Precisamente por eso prefiero dejarte aquí. No me mires así– Aemond bufó, no tenía sentido que lo dejara precisamente ahora que recién se desposaron.– Te necesito aquí, como regente de Marcaderiva.
Aemond frunció el ceño. Su orgullo herido de pronto confundido. Luke se dio la vuelta para terminar su plato de frutas como si solo hablaran del clima, no es que fuera importante nombrarlo regente ni nada de eso. No por supuesto que no era un asunto relevante dejar fuera del gobierno de Marcaderiva a la Princesa Rhaenys Velaryon cuyo uno propósito de vida parecía ser el resguardo de la isla, su dirección y gobierno.
–No confías en tu abuela ¿es eso?
–No– murmuró, los ojos de Luke lucían apagados. Aemond entendía el sentimiento de querer agradarle a la única persona que no estaba interesada en tí– Así como ella no confía en mí, en mi sangre. Yo no soy Laenor, soy lo único que se interpone entre Marcaderiva y el reclamo de sus legítimas nietas.
–Ella no atentaría contra tu reclamo.
–No mientras mi abuelo y mi padre vivan, pero a la menor oportunidad sé que intentará algo– Luke le tendió un trozo de fruta. Aemond se acercó, su estomago rugió al oler la fruta, abrió la boca y la tomo toda de un bocado. Luke soltó una risita.– Por alguna razón tú le caes bien. Necesito que seas tú quien se acerque a ella.
–Y la vigile– dijo antes de tomar otra ruta del tenedor de Lucerys.
–Aprendas, pero sí, también vigilarla.
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CABELLOS DE PLATA
FanfictionEl cabello largo y platinado era un rasgo que se apreciaba entre los Omegas Targaryen pues era símbolo de su pureza, belleza y sobretodo fertilidad. Aegon II Targaryen no solo es el primogénito varón del rey Viserys, sino que también es el primer O...