-Capítulo 18-

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Jeanne y Cathryn se quedan en silencio durante unos instantes. No pueden creer lo que acababa de ocurrir. ¿Iban a poder vivir con el dolor de haber visto morir a tres de sus amigos? ¿Podrían superar todo?

-No me lo puedo creer.

Cathryn mira a su novia y la sostiene allí junto a ella. Ninguna de las dos se había parado a pensar la inmensidad de lo sucedido. Olive, Nathan y Cleo habían muerto, nunca más iban a tenerlos con ellas y lo peor de todo es que Jeanne se iba a sentir culpable por el resto de su vida.

Cathryn escucha el llanto desgarrador de Jeanne. Caen juntas al suelo y se quedan allí asimilando todo.

-Ha sido mi culpa... Todo esto no habría ocurrido si no fuera por mis impulsos de mierda. ¡Tengo que parar de ser tan imbécil! ¡Porqué no me muero y ya! ¡No se merecen esto!

-Jeanne... -La chica morena agarra el rostro de la rubia y le seca las lágrimas. Ella también estaba rota por las pérdidas, pero no podía derrumbarse. Tenía que aguantar por Jeanne.- No es tu culpa, todos decidimos venir contigo.

-Pero si yo no...

-Para. -Cathryn besa los labios de la chica. Al separarse le mira a los ojos sabiendo que no se van a separar nunca y la vuelve a besar, pero esta vez de una forma más rápida.- Vamos a salir de aquí porfavor.

Jeanne asiente repetidas veces y salen de allí. Antes de dejar la casa atrás, las dos chicas se giran y piensan en lo que iban a dejar atrás. Todos los cuerpos iban a ser encontrados antes o después. Saldría todo a la luz. Natalie iba a ser la responsable de contarlo.

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Jeanne había acompañado a Cathryn hasta su casa y ahora le tocaba a ella llegar hasta la suya. Joelle la estaría esperando y le tendría que contar todo.

Al abrir la puerta escucha la televisión encendida.

-¿Jeanne?

La rubia camina hasta el salón y al estar ya allí se encuentra con su madre. La mujer se asusta al ver a su hija con los ojos hinchados de tanto llorar y con todo el cuerpo lleno de sudor y sangre.

-Hola... Mamá...

Al pronunciar esa palabra algo se remueve en el interior de Jeanne.

-¿Qué ha pasado? -La mujer se acerca preocupada hasta su hija y le empieza a revisar todo el cuerpo en busca de alguna herida.- ¿Estás bien? ¿Te has hecho algo?

Jeanne niega con la cabeza. Siente la mano de Joelle que la lleva hasta el sofá y ambas se sientan.

-He visto... -A la rubia le cuesta decirlo, pero debía hacerlo.- Han muerto... Todos. Cathryn y yo hemos sido las únicas que hemos salido de allí con vida.

Joelle no entiende nada hasta que si hija dice lo siguiente:

-La cabaña. Los cadáveres están allí y alguien tiene que encontrarlos.

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-Pero...

Joelle abraza a su hija. Le habría gustado que nada de eso ocurriera, pero ya no podía hacer nada.

-Mamá, lo hice porque quise y ahora tengo que cargar con la culpa el resto de mi vida. Soy la peor amiga del mundo, los he matado...

-No tendría que haber pasado algo así Jeanne.

La rubia mira a Joelle y centra sus ojos en los de su madre. Le produce calma estar con ella y siente algo de paz. Joelle era su lugar seguro y eso no cambiaría nunca.

-Me encantaría despertar de esta pesadilla y pensar que nada de todo esto es real.

Jeanne no podía más. Había descubierto tantas cosas, había visto tantas muertes... El gran peso de no tener a sus amigos le acompañaría el resto de su vida.

-Ve a descansar.

Joelle le da un beso en la frente a Jeanne y la joven camina hasta su cuarto para luego tumbarse sobra la cama y llorar desconsoladamente. Los llantos desgarradores retumban en toda la casa, pero un sonido más fuerte sobresalta a la chica. Las sirenas de cinco coches de policía iban camino de la cabaña. La verdad estaba a punto de salir a la luz.

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