17. El usurpador de la manada Choi.

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La manada Choi nunca había infringido en las alianzas políticas que hubo obtenido cuando los líderes más sensatos y sabios se posaron en el trono. Su renombre y poder no solo se debía a la buena economía que poseían o al ejército de valientes guerreros que lograron amaestrar, sino que se debía también a sus conexiones con las manadas vecinas. El Norte del país se había convertido en un solo estado unificado, siendo las alianzas las causantes de que el apoyo fuese dándose de manera mutua. Si alguien ajeno al Norte atacaba algunas de las manadas, no solo recibía el contraataque de los afectados, sino de todos sus aliados en conjunto.

Ese había sido el poder que se le asignó a los Choi, quienes lideraban toda la región de manera indirecta, siendo los máximos proveedores de recursos y soldados a las manadas vecinas. En su máximo apogeo, la manada Choi había logrado colonizar manadas del centro del país, logrando aumentar más su poder conforme la esclavitud los impulsó a un nuevo estatus. Pero, como en toda historia desarrollada, los tiempos moldeaban gobernantes que poco o nada podían hacer para superar a sus antecesores. Tal y como el poder una vez estuvo en sus manos, los sucesores fueron perdiendo el miedo de los vecinos, rompiendo alianzas firmadas durante años y alejando a varios de sus socios al margen de sus problemas.

La manada Choi fue perdiendo poder conforme sus gobernantes se sentaban con ignorancia sobre el trono. No quedó mucho de la enorme manada poderosa y conquistadora de antaño, solo el recuerdo de lo que alguna vez fue y apenas rastros de todo el poder que tuvo. A pesar de sus pérdidas, aún existían manadas pequeñas que seguían siendo sus colonias, por lo que sus recursos seguían siendo tan abundantes como siempre.

Años atrás, se habló de un resurgimiento de la manada Choi a manos de su líder, un alfa puro que había sido bendecido por los dioses para ser el próximo gobernante que le devolviera el honor a la manada. Su nombre fue Daehyun, porque los sabios habían visto en él un futuro lleno de éxitos y grandeza. Su niñez era apenas recordada. Su juventud era un capítulo desapercibido de su vida, pero su adultez, siendo ya el comandante general de los Choi, era recordado por todos los pobladores. Dotado de fuerza e inteligencia, el gran líder logró grandes hazañas para su pueblo: consiguió recuperar la confianza de sus vecinos, firmó alianzas que beneficiaban su economía, consiguió poner orden en sus colonias e invadió con éxito muchas de las manadas enemigas que habían ofendido a la familia real en su momento. Esto le permitió al hombre llenarse de gloria y, de igual manera, tomar como esposa a una de las princesas de una manada vecina para que su línea sucesoria lograse ser fuerte y poderosa.

Tristemente, el matrimonio no prosperó y la omega terminó muriendo al poco tiempo por una rara enfermedad. En su segundo emparejamiento, con una de las mujeres más hermosas del Norte, el alfa Daehyun pudo por fin obtener una única hija llamada Eunji. Se creía que la bella joven se presentaría como alfa para seguir con el legado de su padre, pero la decepción pronto pintó a la manada entera cuando, al cumplir los diez años, los dioses la presentaron como omega.

Ante el fracaso, los intentos continuaron, pero nunca más el vientre de la omega real volvió a engendrar un niño. En su lugar, los dioses beneficiaron al hermano menor del líder Daehyun, otorgándole un fuerte y astuto niño que años después fue presentado como alfa. Su nombre fue Jaehyun y se le proclamaba el sucesor de los Choi a pesar de que existía una fuerte y hermosa princesa con la capacidad de luchar por su pueblo. El trato jamás fue justo, por esa razón, cuando ambos primos cumplieron 18 y 19 años (siendo Eunji la mayor), se planteó que un matrimonio entre ambos beneficiaría a la manada mucho más de lo que lograría hacerlo una enemistad.

El pacto de matrimonio se debatió en muchas reuniones, pero las ansias de lucha de la princesa Eunji no permitió que se llegara a un acuerdo final, pues pronto una de las campañas de guerra de su padre la impulsó a ir directamente al campo de batalla, sin ver las consecuencias de sus actos. En medio de la ayuda prestada por los vecinos y por los extranjeros que buscaban un hogar en la manada Choi, la princesa logró ser cautivada por uno de los alfas más fuertes del grupo de extranjeros, quien se había fijado en ella desde su presentación en la lucha. El romance, por supuesto, fue desarrollándose en pleno campo de batalla, hasta que el éxito de los Choi les permitió regresar a la aldea solo para casarse a espaldas de todos, guiados por el enamoramiento mutuo.

Don't go way ; ggukmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora