12. El ruego de un omega desolado.

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El ambiente dentro de casa no era el mismo. Ya no era cálido y pacífico como se percibió esa mañana; había cambiado a uno tensionado y, hasta cierto punto, frígido. No existía algún atisbo de la pacífica convivencia que habían acariciado al amanecer, cuando, ilusionados con la idea de salir a dar un paseo, Jimin había preparado un desayuno memorable para los Jeon y les había entregado los abrigos comprados en la tienda de su nana días anteriores. Tampoco existía la mirada serena de Jeongguk, ni sus comentarios sarcásticos dichos con el único fin de provocar la molestia del omega. No existía nada de eso. Solo había un silencio fatídico que mantenía a todos a la espera de alguna esperanza, incapaz de existir.

Jimin observaba a Jeongguk desde su posición, pero este no le devolvía la mirada en ningún momento. Era como si de pronto la conexión forjada con días de convivencia se hubiese desvanecido al mismo tiempo que lo hizo la seguridad sentida en su paseo. Era como si, de algún modo, el invierno los hubiese cubierto por completo y los hubiese alejado de tal manera que ninguno podía encontrar el mismo sentimiento cálido que los había unido por un segundo en la nieve del bosque, donde sus miradas conectaron por primera y única vez con una intimidad difícil de olvidar.

Jimin quiso acercarse a él, aún bajo el escrutinio de sus invitados, pero fue detenido por las palabras de su primo, quien, totalmente ajeno a sus sentimientos, decidió centrarse en el tema primordial que los reunía a todos en la cabaña del omega: la aparición de Namjoon y Yoongi.

―Hemos estado en silencio durante treinta minutos. Los niños se entretienen con juegos infantiles dentro de la habitación, por lo que no necesitamos ser poco sinceros al momento de hablar. Como heredero de esta manada, me gustaría saber qué los trajo a estas tierras en un día invernal como este.

Jimin observó en dirección de los recién llegados. Ninguno parecía haberse sentido perturbado por sus palabras, ni amenazados por el tono casi receloso del alfa. Parecían calmados. Pero, sobre todo, parecían aliviados de haber encontrado a Jeongguk sano y a salvo dentro de esa manada. El omega, quien había llevado a su hijo en brazos antes de dejarlo en compañía de Yongshik, se puso de pie y expuso su brazo frente a Hoseok. Jimin se acercó y vislumbró la marca de una luna menguante que caracterizaba a la manada Min.

―Mi nombre es Min Yoongi ―dijo, estoico―. Soy el tercer príncipe heredero de la manada Min.

―La manada que fue atacada por los Choi hace más de un mes... ―comentó Hoseok.

Yoongi asintió. Su mirada se dirigió inesperadamente hacia Jeongguk, quien tenía la cabeza escondida entre las manos y movía la pierna de manera continua. Parecía nervioso por la simple mención de la manada Choi. Jimin pudo percatarse de su estado una vez que se escuchó ese apellido en labios de su primo. Inesperadamente Jeon había empezado a mover su pierna con desesperación, mientras tomaba mechones de cabello entre sus dedos, como si quisiese olvidar algún recuerdo trágico de su mente.

―¿Qué hace uno de los herederos Min en una manada tan alejada? ―volvió a preguntar Hoseok―. ¿Qué hacía, más bien, en el bosque de nuestra manada, acompañado de esos lobos invasores?

Esta vez fue Namjoon quien se puso de pie y tomó la palabra.

―Buscamos a Jeongguk hace un mes ―explicó―. Cuando se fue de nuestra manada, junto a sus hijos, temíamos que no llegase a salvarse de sus captores. Por eso, decidimos realizar una búsqueda para ayudarlo a volver a nuestra manada. Pero, no teníamos ninguna idea de dónde estaba en realidad. En nuestro camino, nos hallamos con escuadrones de lobos mercenarios yendo en diferentes direcciones. Un grupo de ellos se dirigió a la manada Park, por lo que decidimos seguirlo hasta aquí. No teníamos esperanza de nada, pero cuando los escuchamos hablar sobre las huellas que había dejado Jeongguk en esta dirección, supimos que se encontraba aquí. Por esa razón, decidimos seguirlos y esperamos el momento donde decidieran atacar para comprobar si él estaba aquí o no.

Don't go way ; ggukmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora