08. Los alfas que sobreviven a un lazo roto.

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Jimin observó por la ventana durante un instante, percatándose de cómo las hojas se desprendían de las ramas de manera menos continua. Habían sobrepasado mediados de noviembre y el clima había cambiado demasiado para gusto del omega, pues el frío comenzaba a exigir muchos más cuidados en los niños y mucha más ropa y mantas para que pudiesen resguardarse del frío. El dinero, por supuesto, no era un problema para el azabache, pues gozaba de una buena fortuna en sus manos. El problema, en realidad, seguía siendo la gente del pueblo, quienes comenzaban a murmurar sobre las compras excesivas que realizaba.

Habían transcurrido solo dos días desde el problema de su amigo con Hoseok. Taehyung se ausentó durante todo ese tiempo, por lo que Jimin estaba un poco preocupado por su situación. Si había logrado arreglar las cosas con su primo o no, Jimin no lo sabía. Y estaba seguro de que no tendría noticias de otro lado. Y no estaba eso solo en su mente, sino también la visita inesperada de sus padres, quienes habían prometido ir a visitarle la siguiente semana, sin especificar el día. Estaba completamente seguro de que sus padres no iban a avisarle sobre su llegada de manera directa, por lo que estaba a la deriva de qué día en específico debía prepararse para recibirlos sin la presencia de Jeongguk en casa.

Era todo un tormento para Jimin manejar tales situaciones, pero dejó de pensar en ello cuando se percató de que necesitaba de más medicina para las heridas de Jeongguk. Si bien, el proceso de curación había avanzado en casi un 80%, necesitaba seguir tratándolo para que no existiese alguna infección. Conseguirlo no sería fácil, pero conocía muy bien a una persona a quien podría pedirle la medicina sin que lo reportara a sus padres.

―¿No crees que con esto es más que suficiente? ―cuestionó Jeongguk, mientras trataba de hacer dormir a Daejoon en sus brazos―. No necesito más medicina para sanar.

―Quiero prevenir cualquier tipo de infección ―mencionó Jimin―. A pesar de que la mayoría de tus heridas ya han cerrado por completo, existen otras que todavía pueden infectarse si no te cuidas como es debido. No quiero que pase eso, mientras estás aquí.

―Considerando que seguimos encerrados en tu casa y no has dicho nada sobre poder salir libremente al pueblo, debo suponer que nadie más que Taehyung sabe que estamos aquí ―volvió a decir el alfa―. Y si te ven pidiendo medicina sin que tú sufras de alguna herida, sospecharán que ocultas algo.

―Por eso, iré con mi médico personal. Le tengo mucha confianza y sé que no se atreverá a reportarle nada a mis padres si yo se lo pido.

―¿Estás seguro de eso?

Jimin dejó su morral en el sofá antes de acercarse a Jeongguk. El alfa parecía poco convencido de que se expusiera de esa manera por algo que, a su parecer, no valía la pena; pero Jimin estaba muy decidido a hacerlo y se lo hizo saber con sus gestos.

―Necesitas la medicina y yo necesito información para darte la ayuda que te ofrecí en un inicio. No puedes persuadirme de que me quede en casa ahora mismo.

Jeongguk suspiró.

―Cuando te convences de algo, no hay quien te detenga.

―Soy el príncipe Jimin ―dijo, confiado―. Yo no me someto a las órdenes ajenas, actúo por mí mismo, siempre.

―Por supuesto, un príncipe indomable.

Tanto Jimin como Jeongguk sonrieron al escuchar aquello.

Ciertamente, desde la noche donde el alfa se había abierto con él por primera vez, hablándole sobre su esposa, las cosas entre ambos habían cambiado. Se sentían un poco más confiados con el otro, más cómodos, mucho más relajados conociendo que sus presencias se reconfortaban en silencio. Jeongguk aprendió a apreciar más a Jimin, por el simple hecho de cuidar de él y sus hijos en una situación tan difícil como esa. Y Jimin comprendió más las acciones de Jeongguk y el miedo que tenía de quedarse en la manada. Era una tregua silenciosa que se habían dado, una amistad entre las sombras que habían pactado esa misma noche.

Don't go way ; ggukmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora