El tiempo era impredecible, transcurría de una manera tan silenciosa e inesperada que, en el momento menos pensado, una enorme brecha separaba el primer día del mes con el último. En un mes tan frío y mágico como lo era diciembre, ni Jimin ni Jeongguk pudieron percatarse de que habían trascurrido ya diez días desde la primera vez que fueron sinceros con el otro, ni tampoco pudieron percatarse de cómo la estrecha relación de amistad que se había formado entre ambos debido a la convivencia, poco a poco iba alejándose de ese concepto inicial.
Jimin había aprendido con el tiempo a conocer un poco más sobre los hábitos de Jeongguk. Le gustaba leer, reparar cosas, hacer ejercicio y también le gustaba mucho pintar. Se pasaba todo el día de encierro entre dibujos inacabados y manchas de pintura que se volvían difíciles de quitar con una simple lavada. Jimin hacía hasta lo imposible para frenarlo en sus intentos de experimentación, cual niño, sobre las hojas de papel que le otorgaba, pero era completamente imposible. Igual que Yongshik, Jeon terminaba cubierto de pintura desde el cabello hasta los pies, lo que ocasionaba un episodio de molestia en Jimin por ver manchado su hermoso piso que terminaba en risas compartidas al escuchar la voz infantil del mayor de los niños pidiendo que no se le regañase a su padre por tales acciones.
La particularidad en sus sonrisas le permitieron a Jimin conocer un poco más de las semejanzas que existían entre padre e hijo aparte de su talento con la pintura. El cabello liso, los ojos oscuros, la sonrisa encantadora; todo ello le pertenecía a Jeongguk. Todo ello había sido heredado de tal manera que, si no fuera por la diferencia del color de sus cabellos y piel, podría considerársele una mini copia del alfa. Daejoon, por otro lado, parecía ser un retrato de su madre, porque no tenía similitud alguna con Jeongguk, solo el color de sus ojos, los cuales eran tan profundos y bellos que Jimin parecía encantado con el pequeño.
Ese aprendizaje, sin embargo, no había sido unilateral, porque Jeongguk también se había encargado de prestarle atención a las numerosas acciones del omega dentro de casa. Desde su amor por la lectura y escultura hasta los colores que amaba usar en su vestimenta. Jimin poseía costumbres mucho más calmadas que el alfa. No le gustaba ensuciar de más, ni tampoco le gustaba desperdiciar lo que tenía. Era calmado, pero también valiente y orgulloso, como todo príncipe. Inteligente. Compasivo. Y tenía una pizca de egoísmo en los asuntos que le interesaban. Jimin no era un omega común, no buscaba quedarse siempre en el mismo lugar aguantando las órdenes de los demás. Él siempre iba por más, siempre quería más, siempre necesitaba más. Y siempre lo obtenía.
Viendo al omega en ese momento, caminando de un lado a otro, tomando todo lo necesario para la pequeña travesura a la que se había prestado la noche anterior, Jeongguk pudo darse cuenta de lo gratificante que era su compañía y de lo agradecido que estaría con los dioses si le permitiesen quedarse allí durante un poco más de tiempo. Aunque supiera que su destino estaba maldito.
―No nos alejaremos mucho de la manada ―mencionó el omega, mientras se encargaba de colocarle un abrigo de piel al pequeño Yongshik―. Iremos un momento, observaremos la nieve y volveremos.
―Sigo diciendo que es peligroso ir hasta allí en una época tan fría como esta ―comentó Jeongguk, desde el portal de su habitación―. ¿No podríamos quedarnos aquí el día de hoy?
―Fuiste tú quien propuso salir por un momento de casa.
―Antes no hacía tanto frío, ni tampoco era tan peligroso.
―Yongshik está ilusionado con este pequeño paseo. No creo que desees desilusionar a tu bello hijo, ¿verdad?
Por supuesto, el pequeño observó a su padre con un puchero en los labios, esperando que eso fuese suficiente para que accediera a realizar el paseo planeado. Jeongguk se percató de su intento de convencimiento mucho antes de que girara en su dirección, pues había tomado ese ejemplo del omega cuando deseaba conseguir algo de Taehyung en sus visitas. Por un momento, pensó que debía alejar a sus hijos de Jimin para que no aprendieran esas costumbres de manipulación, pero sabía que no podría hacer algo como eso.
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Don't go way ; ggukmin.
Fanfic[Omegaverse] «Jimin piensa que los dioses no le han concedido la gracia del amor, pero sus temores se desvanecen cuando, una noche de lluvia, se encuentra con un alfa y dos bebés, quienes llegan a cambiar su vida de manera hermosa.» ● Historia Ori...