20. Las estrellas que brillan en primavera.

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Las noches en la manada Park, pese al frío del invierno, resultaban ser un poco más soportables que en la manada Choi. No se conocía perfectamente la razón. Si se debía a su ubicación geográfica o solo a la percepción infantil de Yonghsik, pero el pequeño alfa podía sentirse mucho menos congelado en ese lugar. De pie, en medio de la nieve, el mayor de los hermanos Jeon pudo vislumbrar el hermoso cielo despejado de esa noche. La luna era acompañada por un océano infinito de estrellas, pintando con hermosura el inmenso firmamento. Yongshik estaba maravillado por tal espectáculo. No pudo apartar la mirada durante un buen rato, hasta que sintió un ligero toque en su hombro.

―Debemos regresar a casa de los Park, Yongshik-ah ―mencionó Taehyung, mientras le ofrecía su mano para que lo tomara―. Están esperándonos con un delicioso banquete.

El menor observó a su alrededor por un instante. Se encontraban frente a la casa de Jimin, provistos de la ropa necesaria para que los niños lograran quedarse unos días más en casa de los Park hasta que la guerra en el Norte terminase. Taehyung había intentado viajar hasta allí esa misma tarde, pero las obligaciones en su hogar y en la manada le impidieron hacerlo. Por eso, decidió aprovechar ese corto espacio, antes de la cena, para llevar a cabo su misión. Quiso ir solo, pero el pequeño había insistido tanto en ir a casa del omega que no pudo dejarlo atrás cuando lo vio listo para partir.

Yongshik llevaba en sus manos los crayones que Jimin le había comprado para que pudiese pintar, además de hojas de papel y pequeños tarros de pintura que le servirían para recrearse en casa de la familia real. Había estado listo para partir, pero un tirón en su nuca le hizo sentir angustiado por un segundo. Se detuvo cuando Taehyung comenzó a caminar frente a él y observó el cielo, buscando un poco de consuelo. Fue de esa manera que encontró el paisaje lleno de estrellas y la serenidad otorgada por las suaves ráfagas de viento.

―Papá decía que las estrellas son compañeras leales de la diosa Luna ―dijo, entonces, el pequeño, tomando con timidez la mano del omega―. Nos relataba a Daejoon y a mí la historia de la luna, señor Taehyung.

―¿Y cuál es esa historia?

Yongshik volvió a detenerse, apuntó hacia el cielo y, con una enorme sonrisa, le dijo:

―La diosa Luna crea a las personas con polvo de estrellas ―mencionó―. Cuando ellos cierran los ojos por un largo tiempo, se preparan para volver con nuestra creadora. Se convierten en estrellas y vuelven al cielo con la diosa. Regresan a su hogar con alegría. Es allí a donde fue mamá.

Una historia llena de mentiras piadosas para que su hijo lograra comprender la partida de su madre. Por supuesto, Jeongguk había pensado en todo.

Taehyung observó también al cielo y se percató de que existían muchas estrellas brillantes, pero algunas parecían tener un brillo más intenso que sus compañeras. Las creencias de la manada Park se alejaban mucho del misticismo de la muerte, pese a creer en las almas reencarnadas. No le daban un significado exacto, pues temían llegar a ese momento. La historia del pequeño Yongshik rozaba lo fantasioso, por supuesto, pero había sido tan conmovedor escucharlo de sus labios que, por un instante, Taehyung creyó en ello y su corazón se contagió de la alegría manifestada por el pequeño alfa.

―Mamá guiará al señor Jimin y a papá de vuelta ―dijo el menor de un momento a otro. Su mirada poseía un brillante tono esperanzador, mientras sus mejillas se sonrojaban por el frío de la noche―. Ellos volverán porque las estrellas los guiarán.

―Por supuesto que sí, Yongshik ―respondió el omega―. Tu mamá los guiará a casa y se encargará de que nada malo les ocurra.

La bella sonrisa de Jeon eclipsó cualquier preocupación de Taehyung respecto a su amigo y su esposo en aquella guerra. Se tranquilizó por un momento, dejó que la compañía del menor calmara su corazón y, finalmente, reanudó su camino de vuelta a casa de los Park. Tenía a varios guardaespaldas custodiándolo a una distancia prudente, pues se había determinado que no podían salir sin una guardia en medio de la noche. No, mientras la manada continuara participando de la guerra.

Don't go way ; ggukmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora