28. La familia que construimos juntos.

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Jimin pensó que la normalidad por fin iba a definir su vida después del regreso de su alfa, pero fue completamente diferente. El omega, quien estaba acostumbrado a realizar diferentes actividades durante el día, ahora debía estar en reposo la mayor parte del tiempo, pues esto garantizaría la seguridad de su bebé en todo el proceso de gestación. No se le permitía hacer trabajos dificultosos, ni salir de casa a dar caminatas largas. Mucho menos se le permitía realizar sus esculturas con frecuencia, pues consideraban que era riesgoso colocar tanto empeño en dicha tarea teniendo que regular su energía para el embarazo. Era una completa agonía seguir ese tipo de indicaciones, pero Jimin terminó comprendiendo que era por su bien, por lo que dejó de quejarse y disfrutó de la compañía de su familia sin protestar más.

Jeongguk, por su parte, debía encargarse de todas las labores que el omega realizaba en casa. Desde preparar los alimentos hasta lavar la ropa de cada uno de los integrantes de la familia. Era un trabajo arduo al que tuvo que someterse sin ayuda, pues nadie más estaba capacitado dentro del hogar para encargarse de ello. Si bien, Yongshik ayudaba en lo que podía, terminaba siendo algo dificultoso para Jeon encargarse de todo ello sin un compañero al lado, por lo que decidió dejar el trabajo de pesca por una temporada, solo mientras su omega estuviese en ese período de gestación y los meses necesarios después del parto para no dejarlo solo con todo lo relacionado al hogar.

Fue de esa manera que Jimin pudo realizar apenas pocos esfuerzos para ayudar a su pareja en el cuidado de los niños, mientras Jeongguk se encargaba de las tareas del hogar. A Jimin le resultaba gracioso verlo siempre de un lado para otro, asegurándose de que todo estuviese en perfecto orden, al igual que verlo en un delantal lo suficientemente estrecho para que parte de sus músculos se viesen en cada uno de los movimientos realizados dentro de la cocina. Sus risas eran siempre a causa del inexperto alfa que trataba de consentirlo en su embarazo, como también lo eran sus suspiros de placer cuando se perdían en la noche de la vista de los niños para tener un poco de intimidad, siendo apenas besos subidos de tonos y orgasmos causados por los dedos expertos de su pareja lo único a lo que podían ambos aferrarse por ese momento.

Todo marchaba bien para la pareja y siendo agosto, el verano comenzaba a descender en su intensidad. La temporada de bebidas heladas, sandías y frutas frescas empezó a descender para darle paso a una temporada un poco más helada, donde Jimin debía portar siempre un abrigo de lana cuando pedía salir a tomar un poco de aire al exterior de la cabaña. El otoño estaba llegando poco a poco, sintiéndose cada vez más cercano en las actividades diarias de la manada Park.

Las relaciones que se mantuvieron con otras manadas continuaron progresando con éxito, sin algún inconveniente de por medio, tras una feroz guerra que dejó a más de uno con el temor de enfrentarse a la manada Park. Sus aliados continuaban permaneciendo de su lado en cada una de sus decisiones y seguían prestándoles apoyo para realizar algunas incursiones más allá de las fronteras. Política y económicamente, la manada Park se encontraba en un equilibrio perfecto, al igual que el aspecto social, pues los pobladores parecían llevarse cada vez mejor, pese a singulares y recurrentes disputas entre familias.

El panorama era estupendo y Jimin no podía sentirse más feliz que en ese momento. Acariciando su piel con suavidad, se percató de lo grande que se encontraba su vientre. El momento del parto estaba demasiado cerca y el omega no podía esperar el día en que su hijo por fin fuera dejado en sus brazos para mimarlo un poco. Por acuerdo mutuo con su pareja, el omega le indicó a Seokjin que no deseaban saber el sexo de su bebé para que fuese sorpresa llegada la hora, por eso, ninguno sabía muy bien qué género tendría su próximo hijo, pero sabían que lo amarían de igual manera.

―¿No te dijo Seokjin que no debías hacer esfuerzos innecesarios? ―le dijo Jeongguk, yendo hacia él para tomar su mano, mientras lo ayudaba a sentarse en el sillón―. No creo que sea prudente intentar hacer una escultura ahora mismo.

Don't go way ; ggukmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora