🐈‍⬛ Capítulo 1 🐈‍⬛

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Sentí cómo los rayos del sol tocaban mi piel, me permití cerrar los ojos para disfrutar el fresco ambiente que existía en el jardín de mi abuela.

Desde que tengo uso de razón, este lugar ha existido para complacerla, para dejar que se pierda entre cientos de flores. Cada día las procura; conversa con ellas, les brinda agua y elimina cualquier mal que pueda haber en ellas.

Es una mujer dedicada y al mismo tiempo cansada. Ha tenido tiempo para disfrutar de su vida, pero ahora se encarga de mí. Quisiera que no fuera así, pero los acontecimientos del pasado eso son, pasado que no puedo cambiar, aunque quiera.

Mi abuela se sentó a mi lado, acarició mi cabeza y se despidió de mí como todos los días antes de ir a la escuela. Apenas entré a la casa, Sebastián se unió a mí, caminó a un lado mío sin decir una palabra, pero eso cambió cuando logramos distinguir los inicios de la ciudad.

Aunque tiene mí misma edad, él debe ser mi cuidador, ese siempre ha sido el pensar del abuelo. No debemos ser amigos, porque los sentimientos pueden afectar el raciocinio de la gente y al final traer caos.

No es la primera vez que desobedezco sus órdenes, pero al ser un hombre imponente y terco, no quiero provocarlo. A lo largo de los años, he visto cómo el temperamento del abuelo ha cambiado, pero con mi abuela sigue siendo el mismo que conocí cuando era pequeña. 

Antes, la abuela no paraba de hablar y él solo escuchaba hasta que tenía la oportunidad de dar su opinión. Ese era el efecto que tenía ella en él. Su voz le daba paz, pero eso cambió y cuando se enoja, incluso para ella es difícil calmarlo.

Sus vidas están atadas hasta el último de sus días. Hace años que deje de pensar en eso, unir mi alma a la de alguien más, pero en cuanto esa idea llega a mi cabeza, una mirada marrón aparece en mi mente.

Apenas si nos conocemos, sabemos que existe la otra porque vivimos en una ciudad pequeña y compartimos el mismo horario de clases, pero si no fuera por eso, ni siquiera sabría su nombre.

Aunque no quiera, siempre estoy al pendiente de ella. En el momento en que entra en una habitación lo sé, incluso entre multitudes para mí es fácil encontrarla. Me asusta lo que puede representar y al mismo tiempo me causa curiosidad.

—¿Mel? 

Un chasquido me sacó rápidamente de mis pensamientos, levanté mi cabeza para encontrarme a un Sebastián preocupado. A él no le gustaba que me quedara callada por tanto tiempo, ni que lo ignorara.

—¿Qué pasa? —pregunté mientras empezaba a caminar en dirección a la escuela.

—Eso debería preguntártelo yo, pero tengo una vaga sospecha de que tiene que ver con Alaia.

En cuanto escuché su nombre, me detuve en medio del camino. Observé cómo él dio unos cuantos pasos más antes de darse cuenta de que ya no estaba a su lado.

—Te equivocas.

—Señorita Dupont.

Sonrió descaradamente, noté que intentaba no reírse porque sabía que odiaba que me diga así, en especial cuando estamos solos, pero a él le encantaba molestarme.

—Aunque te aferres a la idea de que sabes guardar secretos. Nos conocemos desde niños, Melanie, eres como un libro abierto para mí.

—¿No te han dicho lo fastidioso que puedes ser a veces?

—Lo has comentado en un par de ocasiones.

Una idea cruzó por mi mente. Estábamos a unas cuantas cuadras de la escuela y casi no había personas a esta hora de la mañana, pero aun así me cercioré de que no hubiera alguien por los alrededores. Ante lo cerca que estábamos, solo él sería capaz de ver lo que pasaba.

🐈‍⬛ Oscura maldición 🐈‍⬛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora