Actualidad.
Lo primero que vi cuando abrí los ojos eran esas estrellitas que brillan en el techo. Desorientada pasé mi mano por mi rostro; en ese momento me di cuenta de que mis mejillas estaban húmedas por el sueño que acababa de tener. Tal parece que, aunque ya no quiero llorar más, mi cuerpo a veces me lleva la contraria.
La poca luz que pasaba por la ventana me hizo notar que en realidad no estaba en mi habitación. Me asusté cuando sentí una pesadez sobre mi cuerpo, casi no me moví al no querer despertar a Alaia, pero sus brazos se aferran a mi torso desnudo y no me queda más que ignorar el ligero escozor que proviene de mi pecho.
Lo último que recordaba era haberme dormido hasta que ella lo hizo. Me acurruqué a un lado de Alaia y Nova mientras descansaba, pensó que era el momento idóneo para ocultarse.
Me tomé unos minutos para apreciar lo cerca que estaba de ella. Estaba abrazando a una completa extraña y ni siquiera era consciente de eso.
Con delicadeza, acaricié su mejilla. Su respiración era pausada y transmitía una calma que no quise perturbar. Pasé un mechón de su cabello por detrás de su oreja para tener una mejor vista de su rostro.
—¿Qué puedo hacer para tenerte a mi lado sin perjudicar a los que me rodean o a ti? —murmuré.
Dejé un beso en su frente antes de moverme lentamente para deshacerme del agarre que tenía sobre mí. Estaba a punto de intentar transformarme cuando Alaia dio indicios de que se iba a despertar. Por un acto reflejo, coloqué una almohada en donde antes era mi lugar de reposo y tal parece que eso es suficiente para que ella dejara de moverse entre sueños.
Tomé un suéter que estaba sobre la silla para colocármelo, me quedó un poco grande, pero era perfecto porque tenía el olor de Alaia.
Me hinqué enfrente de su cama, permitiéndome estar un poco más con ella. Recargue mi cabeza sobre mis brazos y me quedo observándola sin perturbar sus sueños.
"¿Cómo hago para buscar mi felicidad, abuela? Si lo que me hace feliz podría destruir a la persona que amo".
Mi visión se distorsionó al no poder controlar la fuerza de Nova en mi interior, al final dejé que ella me consumiera. Subí a su escritorio, caminé por el alféizar de su ventana y coloqué mi pata en la abertura para deslizarla y salir de su casa.
Caminé unas cuadras hasta que pude distinguir el auto que generalmente manejaba Sebastián. Subí a lo más alto del carro y salté sobre el capó. El ruido que hizo mi cuerpo al caer sobre la pieza de metal lo despertó.
—No pudiste resistirte, ¿verdad?
—¿Tú no lo hubieras hecho? —Sonreí por su reacción y al mismo tiempo hizo que la tristeza disminuyera un poco.
Se bajó del auto para abrirme la puerta de atrás. En cuanto estuve sentada en el asiento, Sebastián puso una manta sobre mí. Cambié cuando él me avisó que estábamos a las afueras de la ciudad y abracé la tela para cubrir mi desnudez.
—¿Dormiste bien? —preguntó Sebastián después de traspasar el territorio Dupont. En todo el viaje no habíamos intercambiado ninguna palabra.
—Creo que será la última vez que lo haga.
—Cuando estás triste, en verdad eres muy deprimente.
—Dime algo nuevo.
—Venus es el único planeta que gira en el sentido de las agujas del reloj.
Detuve mis intenciones de colocarme los zapatos, había tardado más de lo normal en ponerme la ropa que Sebastián había traído para mí. Lo miré con extrañeza, no esperaba que me contestara de esa forma y tal vez lo hizo para hacer el ambiente más llevadero.
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🐈⬛ Oscura maldición 🐈⬛
RomancePor años, la familia Dupont ha resguardado su secreto a base de lágrimas, sangre y sudor. Cada integrante se ha encargado de tener el control de Lambert, la ciudad en donde sus antepasados decidieron quedarse y donde su maldición dio inicio. Al ser...