Alaia Tellei
Sonreí cuando me di cuenta de que Makoto estaba más juguetón y contento desde que ha tenido unas cuantas conversaciones con Sebastián Guardí; a veces se comportaba como un niño pequeño en temporada navideña. Todavía no lo confiesa, pero se empieza a ilusionar por un "tal vez".
Si me soy sincera, no esperaba que a Makoto le interesaran los hombres, aunque tampoco era algo en lo que me fijará mucho. Desde que se había visto intrigado por el amor, había salido con chicas, es bueno que encuentre oportunidades en donde menos se lo espera y tal vez en el camino encuentre lo que busca.
Daniela y Makoto hablaban casualmente mientras guardaban sus libros, en cambio, yo los esperaba recargada en uno de los casilleros que estaba a un lado de ellos.
Reí cuando ellos se sincronizaron para decir una tontería, pero en cuanto me fijé qué había detrás de ellos, mi sonrisa disminuyó ligeramente.
Un chico que no miraba por dónde iba acababa de interponerse en el camino de Melanie Dupont, la mejor amiga de Sebastián, y como si el mundo girara a su alrededor, un silencio sofocante cayó sobre todos los que estábamos en los pasillos. Nadie decía nada, solo miraban la escena expectantes.
Los libros por el choque estaban esparcidos por el piso y aquel estudiante estaba parado como estatua sin saber dónde meterse; en cambio, ella solo suspiró y se agachó para levantar lo que se había caído.
Tomó las manos del chico y colocó sus libros sobre ellas. No había ninguna expresión en Melanie Dupont, ni enojo, burla, nada. Era muy diferente a Sebastián, quien se estaba conteniendo para no reírse, pero no sabía si era por la actitud del chico o por otra cosa.
Por unos pocos segundos llegué a conectar mirada con ella y un nerviosismo recorrió mi cuerpo hasta el punto en que no pude evitar que mis mejillas se calentaran por aquellos ojos verdes que ahora proyectaban una pequeña pizca de alegría, pero aquel sentimiento desapareció casi al instante.
Después de que ellos retomaron su camino, los murmullos volvieron a llenar los pasillos, pero ahora con un nombre en común; Melanie Dupont. Los rumores los empezaban los mismos chicos que estaban celosos u ofendidos porque la gran heredera no les hacía caso.
Nunca hacía algo malo, pero siempre se murmuraba que ella con una simple mirada podía intimidar a cualquiera y que eso fue lo que pasó con el chico que ni siquiera se veía que respiraba. En pocas palabras, se podía decir que la princesa indiferente había vuelto a atacar. Era tonto que esas personas dijeran eso y tal vez por eso se reía Sebastián, porque tal vez Melanie no era lo que los rumores decían de ella, pero tal vez lo descubra en este semestre que me tocó compartir grupo con ellos.
—¿Alaia? Planeta Tierra llamando a Alaia —dijo Makoto pasando una y otra vez su mano por mi rostro hasta que pudo sacarme de mis pensamientos.
—¿Qué pasa?
—Nada, solo que estabas vagando por otro mundo —dijo Daniela mientras trataba de que empezáramos a caminar hacia nuestro salón de clases.
—Solo pensaba... sobre Melanie Dupont, la tratan diferente.
Ellos se detuvieron y, por consecuencia, yo también lo hice. Me miraron con asombro, como si hubiera dicho algo tonto, pero no descubría qué parte lo era.
—Los Dupont son personas casi intocables, se podría decir que son la realeza de Lambert —comentó Daniela—. Y al menos que vayas por Marcelo, no es fácil acercarse a ellos, tienen esa aura alrededor suyo que dice "me puedes ver, pero no tocar"
—Sebastián en realidad habla muy bien de Melanie, solo que es selectiva con quien se junta y no es la única de su familia que hace eso.
—Los describen como si no fueran personas.
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🐈⬛ Oscura maldición 🐈⬛
RomancePor años, la familia Dupont ha resguardado su secreto a base de lágrimas, sangre y sudor. Cada integrante se ha encargado de tener el control de Lambert, la ciudad en donde sus antepasados decidieron quedarse y donde su maldición dio inicio. Al ser...