A través del espejo observé el trabajo que hicieron los estilistas. El maquillaje era ligero, sólo acentuaron la tonalidad verde de mis ojos, mi cabello estaba parcialmente recogido, tomaron algunos mechones y los trenzaron para al final unirlos detrás de mi cabeza.
El traje lo habían hecho a mi medida; el largo de la parte de atrás del saco llegaba hasta mis rodillas, el chaleco verde junto con la corbata hacía contraste con lo negro de las demás prendas.
Me bajé de la plataforma y despedí a los trabajadores con un asentimiento de cabeza. Solté un suspiro después de que cerraron la puerta y me dejaron sola. Caminé hacia la mesa que tenía algunas bolsas de regalos para tomar la que tenía el logo de la joyería que maneja la madre de Marcelo.
El estuche de terciopelo resguardaba el regalo de Alaia. Abrí la caja y saqué aquel obsequio para después guardarlo en un pequeño saco de tela y ocultarlo en el fondo del bolsillo de mi saco.
Cada paso que daba resonaba por toda la habitación, el color beige predominaba en sus paredes y solo había un ligero cambio en ellas, por las molduras doradas que las decoraban de piso a techo. Un candelabro antiguo era lo único que se resistía ante los pequeños cambios modernos que se le habían hecho a la propiedad.
Con calma, abrí la puerta de cristal que me llevaba al balcón de una de las habitaciones de la antigua mansión Dupont y donde se iba a festejar el baile de esta noche.
El frío golpeó furiosamente mi rostro, pero a la vez lo sentí gratificante. Aun si no podía regular mi temperatura como antes, al menos puedo seguir apreciando la tranquilidad que me daba estar a la intemperie.
Después del casi beso, he actuado como si en realidad no hubiera pasado. Me centré en ser su amiga y era un beneficio que casi no nos viéramos por el inicio de las vacaciones de invierno, pero a veces era imposible no coincidir cuando mi mejor amigo decidía que era buena idea reunirse con su novio y sus amigas.
Me costó un infierno poder actuar como antes con Alaia, en especial cuando era ella quien buscaba mi tacto. Tenía que fingir que no me había dado cuenta o sonreír como si nada estuviera pasando.
—Tu familia ya está abajo para la sección de fotos, Melanie.
Cerré mis ojos ante el recordatorio de tener que sonreír ante las cámaras, solo para aparentar que somos la familia más unida y feliz de todo Lambert.
—¿Azul? —le pregunté a Sebastián cuando noté el tono que predominaba en su vestimenta.
—Los años de ir combinados se han acabado, señorita Dupont.
Negué con mi cabeza y me detuve a un lado de él antes de salir de la habitación. —Me alegra que seas feliz, Sebastián. Makoto es una buena persona.
—Gracias, Mel.
En cuanto bajamos las escaleras, me pude percatar que el personal que fue contratado para esta fiesta estaba ajetreado, moviéndose de un lado a otro. La planificadora parecía que en algún momento iba a colapsar, pero, aun así, ejecutaba su trabajo casi a la perfección.
Sebastián me guió hacia la sala donde ya tenían todo preparado. Los Guardí estaban al fondo esperando su turno; en cambio, mi familia ya estaba siendo acomodada por el fotógrafo.
Mi abuela estaba en el centro, sentada en una antigua silla; detrás de ella, a su derecha, estaba mi abuelo apoyado en el respaldo. Mi primo Samuel abrazaba a Luz por la cintura y ambos estaban de perfil mirando hacia el frente. Su hermana estaba sentada al pie de las escaleras con un libro entre las manos. Marcelo imitaba su posición, pero como si fuera un espejo y con una manzana en la mano. Sofía estaba a unos pasos de su hijo mayor, sentada con sus piernas de lado en las escaleras; su mano era llevada hacia atrás para que su esposa la sostuviera. A la izquierda, Míriam y Eleazar estaban uno al lado del otro con las manos unidas y con una seriedad que era imposible perturbar. Enfrente de ellos estaba Elías recargando sus manos sobre sus rodillas y sentado cómodamente a la altura de Sofia.
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🐈⬛ Oscura maldición 🐈⬛
RomantizmPor años, la familia Dupont ha resguardado su secreto a base de lágrimas, sangre y sudor. Cada integrante se ha encargado de tener el control de Lambert, la ciudad en donde sus antepasados decidieron quedarse y donde su maldición dio inicio. Al ser...