🐈‍⬛ Capítulo 31 🐈‍⬛

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Antes de recoger a Alaia de su trabajo, tuve una plática con mi tía Emilia. No fue fácil escuchar que ya no pasaré tiempo con ellos, al menos ya no como antes.

Se sentía como un abandono de cierta forma, pero entendía que ya no estaban obligados a darme clases. Aunque Emilia había dejado la puerta de las posibilidades abierta, me dijo que, si aún quería seguir con ella y con los entrenamientos, estaba dispuesta a no dejar que mis reflejos como felino se estropeen.

Al principio pensaba que tantas responsabilidades y ocupaciones eran agobiantes, pero ahora que ya no estarán, se siente como si estuviera perdiendo parte de mí. Quería libertad, y ahora no sé qué hacer con ella.

La profesora Sallow también dejará de impartirme sus lecciones; le han ofrecido un puesto de tiempo completo en la academia Guardí y al parecer aceptó gustosa. Era lo que quería, transmitir conocimientos de generación en generación, y Lambert era el lugar que buscaba.

Me alegraba que cada una de las personas que estaban a mi alrededor estaban reconstruyendo su vida sin la necesidad de tener que vigilarme, pero eso no impedía que todos estos cambios se sintieran solitarios. 

Estaba ganando y perdiendo a la vez, era contraproducente como me sentía, quería sentirme feliz por ellos, pero no podía hacerlo completamente y eso me hizo pensar que sigo siendo egoísta de muchas formas.

Durante el camino a la mansión Dupont dejé que la música llenará el auto. Alaia dormía plácidamente en el asiento del copiloto. Al parecer, hoy tuvo mucho trabajo en el restaurante y con los recientes cambios que estaba teniendo su cuerpo, era difícil asimilar todo en tan poco tiempo.

Podía tener energía exorbitante en un momento y al otro sentirse apagada. Su pulsera estaba ayudando de cierta forma, pero no opacaba al cien por ciento la magia que orbitaba alrededor de la maldición ahora que recién había aceptado ser una de nosotros. 

La reacción que tuvo en la mañana estaba completamente justificada; estaba nerviosa, inquieta, y el felino que estaba dentro de ella pidiendo salir solo empeoraba sus emociones.

Habían pasado dos días desde que mi maldición se convirtió en su maldición y no ha logrado completar su transformación, algo que hubiera hecho si hubiera soportado el dolor que el sello estaba provocando en mi cuerpo. 

Lucho constantemente contra el pensamiento de la culpa, pero hay tantos hubieras que a veces no puedo resistir darle la razón. Podrían ser insignificantes si lo veo desde una perspectiva que no sea la mía, pero a veces era muy fácil nublar el cielo despejado.

Sé que ahora no tenía que fingir, ni ocultar quién era a la persona que amaba, pero todo lo que había ocurrido había dejado heridas que no sabía si podrían sanar. Tal vez con el tiempo lograré que cicatricen, solo que desde donde estaba era difícil distinguir el camino.

Tenía que pelear contra mis miedos, mis inseguridades y, sobre todo, la culpa, un sentimiento que yo antes no tenía pero que fue grabado con dolor en mí durante todos estos años.

No quiero preocupar a nadie y sé que cerrarme a la posibilidad de hablar no es una buena decisión, pero no sé cómo abrirme a los demás con respecto a mis problemas. Tal vez todos piensan que no tengo sentimientos, como dijo Alaia. La verdad era que trataba de no tenerlos, porque eso era una debilidad que Abraham fácilmente podía usar en mi contra. Ahora parece que ya no será una amenaza para mí y ya no sé cómo debo comportarme.

Fácilmente puedo decirle a Alaia que la amo, porque es un sentimiento que no tengo miedo de expresar y menos cuando se trataba de ella, pero cuando tengo que hablar de mi pasado, las palabras se atoran en mi garganta, mi boca se seca, mis manos tiemblan y mi cuerpo se paraliza. 

🐈‍⬛ Oscura maldición 🐈‍⬛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora