🐈‍⬛ Capítulo 27 🐈‍⬛

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Melanie Dupont

No entendía qué estábamos haciendo. Hacían que me moviera contra corriente y, aunque era un poco estimulante, también me asustaba conocer el resultado. Por el momento, solo habían hecho que tengamos más tiempo. La cuestión era que podía ser que no sirviera de nada y solo estábamos alargando llegar al final que ya conozco.

A través de la blusa blanca aún podía ver algunos de los símbolos y círculos que conforman el sello. Ahora que no estaba con Alaia, parecía que nada lo perturbaba hasta que su nombre apareció en mi cabeza. Brillaba con tanta intensidad, recordándome que esto era en vano, pero solo por unas horas creeré que puedo tener un futuro con ella.

Salí de mi habitación con dirección a la sala de ceremonias. Cuando entré, observé que en la parte de arriba ya estaban los Guardí en su lugar al igual que mi familia.

"No sé qué pueda romper el sello, pero debemos ver cómo reacciona ante la ceremonia y si no funciona, al menos tendremos más tiempo" me dijo Aaron cuando salimos de su sala de rituales.

Suspiré al pensar en las personas que quieren mi bienestar y que tienen más esperanzas que yo. Aún seguía un poco escéptica, pero les daré el beneficio de la duda aun sabiendo que la desilusión será devastadora para mí.

Me paré a unos centímetros de dónde estaba el agua, miré por inercia a Alaia, le sonreí al ver que ella lo hacía, en verdad tenía fe de que esto funcioné. Cerré mis manos en puño y me di cuenta de que mi temperatura corporal estaba más baja de lo normal; mis dedos se sentían fríos.

En cuanto Sebastián terminó de escribir alrededor de los círculos y símbolos, se levantó para caminar hacia su lugar. La compuerta del techo se abrió dejando pasar la luz de la luna, la cual iluminó lo que había sobre el pasillo de cristal.

En pocos segundos, el agua se tornó de un tono azulado y empezó a brillar. Cerraron la compuerta para que todo lo que estaba a nuestro alrededor solo fuera iluminado por el líquido cristalino.

Sebastián juntó sus dos manos, cerró los ojos y recitó el cántico que iniciaría todo. Las dos puntas de un hilo blanco empezaron a moverse por sí solas hasta que se enrollaron en el dedo anular de la mano izquierda de cada una, uniéndonos físicamente y conectando nuestras almas hasta la eternidad o hasta que termine la ceremonia.

—Sanguis vocat, amor cor vivificat, maledictum cecidit et felem suum socium quaerit.

Esa fue nuestra señal para ir bajando poco a poco las escaleras hasta que nuestros cuerpos estuvieran cubiertos hasta el pecho, mientras la sangre de Alaia y la mía goteaba desde la mano de Sebastián hacia el centro del hilo.

—Melanie, Emma filia, scire debet si purum amorem cum Alaia communicat.

De inmediato, la sala se llenó de oscuridad. "Por favor, que funcione" pensé mientras pasamos largos minutos en silencio. Tuve fe hasta que un intenso brillo naranja apareció; provenía del sello. La piel alrededor empezó a escocerme como nunca antes lo había hecho, pero ese dolor se sintió tan insignificante ante la comprensión de que tenía razón. No merezco ser feliz.

Empecé a darme la vuelta para salir del agua, estaba resignada a someterme a los deseos de Abraham, pero unos gritos de sorpresa que se originaron por toda la sala me hicieron detenerme. Giré lentamente mi cabeza hasta que vi cómo poco a poco el hilo blanco se iba pintando con el rojo de nuestra sangre.

El agua volvió a brillar con el reconocimiento de que se podía hacer la segunda etapa de la ceremonia. Sonreí al ver a Alaia, aunque todavía no podía creer que esto sucediera. Se supone que no podíamos ni siquiera completar la primera fase, independientemente de si habían sentimientos de por medio, pero aunque el sello aún estaba molestando en mi pecho, diciéndome que todavía no podía decir que podía estar con ella, sentí cómo la esperanza recorría mi cuerpo.

🐈‍⬛ Oscura maldición 🐈‍⬛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora