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"Tyler el ex-novio".
El timbre sonó y me retiré rápidamente del aula.
En mi cabeza habitaba un gran nudo, el cual provocó dolor de cabeza.
Muchos sentimientos en un día.
Me recargué contra la pared blanca de las afueras del edificio y encendí un cigarrillo.
Eso siempre lograba calmarme.
-¿Vamos?.
Me musitó Bill llegando a mi persona.
-No, hoy no. -Estoy exhausto, dormiré la tarde completa.
-Bien, adiós Tom.
Me dijo él corriendo a su motocicleta oscura.
Imité la acción de Bill y conduje hasta mi apartamento.
Al llegar, dejé todo sobre el sofá color chocolate y en completo silencio me dirigí a la habitación de mamá.
Abrí la puerta con cautela y la observé dormida sobre la cama, cubierta entre sábanas blancas.
Me acerqué a su mesita de noche visualizando la gran cantidad de medicamentos que tenía sobre ésta y una taza de café ya fría.
Simone, mi madre, padecía de una enfermedad mortal titulada: "Malaria".
La obtuvo en China cuando fué a un viaje de negocios.
Los días están contados, ya no hay vuelta atrás, morirá en, aproximadamente, un mes.
Los medicamentos que ingiere son para que su respiración sea neutra y para que logre articular palabras.
Mi familia, o lo que queda de ella, consiste en mamá, Bill y yo.
Papá se fugó de la vida de Simone al decirle, ella, que tenía dos pequeños frutos en su vientre.
Un verdadero imbécil.
¿Quién deja sola a una adolescente de diecisiete años de edad embarazada?.
Ni si quiera tengo por qué llamarlo padre, no lo merece.
Con todo lo relatado hace unos segundos, se puede saber por qué soy como soy.
El alcohol, el tabaco, las fiestas, el sexo y los líos son para olvidar la maldita vida que tengo.
Pero no siempre funciona.
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Tomé mis llaves y me dirigí a casa de Tyler, donde estaban todos.
De camino oí unos gritos provenientes del parque más cercano.
La voz femenina podía reconocerla, y al hacerlo, me acerqué un poco más para oír claramente la conversación.
-¡Tú siempre eres el causante de todas nuestras discusiones Tyler!, ¡Eres un verdadero imbécil!.
Gritó Emma mientras algunas lágrimas corrían por sus mejillas con rapidez.
-¡Exageras demasiado Emma!.
Me exclamó el chico de cabellos castaños con el cual tenía la discusión.
-¿Exagero demasiado?. -rió con ironía. -¿Crees que exagero cuando mi novio me fué infiel con Maddy, la perra más perra de toda la escuela?.
Suspiré secando algunas pequeñas gotitas que habían llegado a su boca.
-¿Sabes, Tyler?, no puedo continuar con esta relación. -Jamás tenemos tiempo para vernos y tú te has besado con Maddy y quizás que otras cosas más han hecho. -Terminamos. -musité seca. -Eres un estúpido insensible de mierda. -Fuera de mi vista, mi vida, todo.
-¡Vamos Emma!. -¡No puedes hacerme esto!.
Tyler chico elevó la voz.
-Claro que puedo. -le miró con odio. -Esto ya finalizó, muérete o haz lo que quieras, menos reaparecer en mi vida.
Y fué entonces cuando descubrí que él tal Tyler, era el novio de Emma, lo siento.
Ex-novio.
-¡Vete a la mierda, has lo que quieras!.
Gritó él enseñándole el dedo de en medio mientras se largaba de nuestra vista.
-¡Hey esa es mi seña, Emma!.
Emma cayó totalmente triste sobre la banca del parque y cubrió su rostro con ambas manos al llorar más.
Algunos cabellos rebeldes se corrieron por su rostro, y sin más me acerqué a ella.
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