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"Te amo a tí".
-¿Ocurre algo?.
Me cuestionó Austin mientras quitaba una de mis lágrimas con su pulgar.
-N... No... -tartamudeé.
-Nadie derrama lágrimas por nada. -sonrió tierno. -Ten.
Me dijo mientras quitaba un pañuelo color crema de su bolsillo.
-Gracias.
Le agradecí y extendí mi mano para tomarlo, pero Austin aprovechó de tomarla y atraerme rápidamente a él, una de sus manos rodeó mi cintura y susurró un: "Tranquila" al oído.
-Es por Kaulitz, ¿No?.
Me susurró cambiando el tema de conversación.
-Yo... -sollocé. -No... no... pff... -¿Por qué debería ser por él?.
Me cuestioné entre lágrimas.
Volteé un segundo hacia la izquierda, donde aún Maddy y Tom se comían a besos, pero la mirada de él estaba sobre mi y Austin mientras nos abrazabamos, su ceño fruncido provocó que me acercara más a él.
-Él siempre fué así. -continuó hablando. -Tenía sexo con la chica que se hiciera presente ante sus ojos. -hizo una pausa. -Hasta este año. -Su personalidad cambió de la mala forma y corrió el rumor de que era criminal.
-Tom jamás fué y tampoco será un criminal.
Le interrumpí mientras me alejaba.
-Lo sé. -sonrió. -Tom pertenecía a mi grupo de amigos junto con Bill, Gustav, Tyler, Stan y Jimmy, que, por cierto, a éstos dos últimos los expulsaron de la escuela por drogarse a escondidas.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
-Bill y Gustav se fueron con Tom y yo, bueno seguí: "El buen camino", ésta es una de las únicas fiestas a las que eh asistido.
Se paró durante unos segundos, solo se oía la fuerte música y personas gritando estupideces.
-Por cierto, nuestras bebidas. -rió. -Regresaré pronto.
-Claro. -dije cuando se perdió entre la multitud.
Luego de unos cinco segundos, sentí el tacto de una gran mano sobre mi cintura, acercándome a él con fuerza, de manera que lograra sentir su miembro bajo aquellos pantalones.
-Vamos a divertirnos hermosa...
Me susurró a mi oído, apestaba a alcohol, yo odiaba el alcohol.
-Aléjate de mi, ahora.
Intenté zafarme de su agarre pero aquel hombre era demasiado fuerte.
-Suéltame...
Le susurré sin aire.
-Oh claro que no...
Me dijo nuevamente a mi oído y comenzó a jalarme entre la multitud.
Tom ya no se encontraba allí y nadie parecía notarnos.
-¡Eh dicho que me sueltes!.
Le grité y con toda mis fuerzas golpeé su entrepierna, con rapidez se tiró al suelo y comenzó a retorcerse de dolor, intenté identificarlo pero jamás lo había visto en mi vida.
Corrí entre la multitud porque era más que obvio que se pondría de pie.
-¡Zorra!.
Oí desde lejos, se trataba del imbécil que iba a abusar sexualmente de mí, ya van dos veces que ocurre eso y no tengo demasiadas curvas, ¿Qué diablos me ven?.
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