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"Odio los estúpidos rumores".
Entonces desperté.
-Supongo que... -No hay de qué.
Le respondí algo confundido y frío.
Comenzé a observar a través del vidrio, Alemania era hermosa.
-Tom...
Le dije volteando.
-Dime.
Le respondió algo frío.
-Tengo dudas, demasiadas para ser exacta.
-¿Y qué tiene que ver eso conmigo?.
-Son sobre tí.
Le confesé.
-No tengo problema en responder a tus preguntas.
Su mirada penetró la mía.
-¿Quién es realmente: Tom Kaulitz?.
Le pregunté sin rodeos.
No emitió palabra alguna durante unos segundos.
-Un chico normal de dieciocho años.
-No eres normal.
-¿Entonces?.
-Bueno, según toda la preparatoria eres un Abusador sexual, Asesino, Rebelde...
-¿Y tú les crees?. -frunció el ceño. -Odio los estúpidos rumores.
-No, no creo aquellas estúpideces luego de enterarme de tu pasado.
-Bill es un bocón.
Le hizo una mueca y el juego dejó de moverse.
-Pueden bajar.
Nos avisó el chico que controlaba la atracción.
Tom y yo bajamos de aquel globo y nos dirigimos donde se debían encontrar Lily con Georg, habíamos tardado más de la cuenta y seguramente estarían preocupados por ambos.
-¡Allí están!. -exclamó Lily al vernos llegar.
-Emma... -Georg frunció el ceño. -¿Dónde estabas?.
-Lo siento, quería divertirme.
-Descuida, si es por eso, no te preocupes. -sonrió. -¿Quieres subir a otra atracción o deseas ir a casa?.
-Opción dos, por favor. -reí. -Me encuentro algo agotada.
-Está bien, adiós Lily.
Se despidió con la mano.
-Hasta luego. -sonrió mi amiga. -Hablamos en clases mañana, Emma.
-Claro. -sonreí.
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Tomamos un taxi nuevamente para así, llegar rápidamente a casa.
Al llegar, Georg se me adelantó y pagó el vehículo.
Lo odio por eso y nos dirigimos cada uno a su habitación.
Tiré mi pequeño bolso rosa pálido a el suelo y me recosté en la cama con la vestimenta que había usado ésta noche, sin antes quitarla de mi cuerpo, me dormí profundamente.
Al despertar, vi la hora y marcaban las: 6:55 am.
-¡Mierda!.
Logré articular, iba llegando tarde a la preparatoria.