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¡Basta de preguntas!, ¡Me estás cabreando!
-¡Tom Hermoso!.
Me chilló Maddy.
-¿Qué?.
Me volteé cabreado, ésta chica es insoportable.
Es una fiesta.
No... ¿Encerio?.
Me dije sarcástico.
-¡Vamos a bailar!, ¿Sí?.
Maddy me suplicó colgándose de mi cuello.
-Encuentra a otro chico, no quiero bailar contigo.
Le respondí.
-Eres un amargado.
Me dijo cerca de mis labios, diablos.
Estaba ebria.
-Estás ebria, será mejor que vuelvas a casa.
Le dije tomando asiento en una de aquellas banquetas que se encontraban en el jardín, a su lado había alcohol.
-Tom...
Maddy se montó sobre mí.
-No seas aburrido, ¿Qué ha ocurrido con aquel Tom Kaulitz que conocí?.
-Está muerto. -confesé. -Quítate, no quiero permanecer toda la noche a tu lado. -dije duro.
-Quiero sexo...
Me susurró a mi oído y comenzó a frotarse sobre mí.
Maldita sea.
Volteé mi mirada para encontrarme con algo no muy agradable, Emma tomaba de la mano a un chico, castaño y alto.
No mentiré, mi cuerpo ejerció una furia incontrolable, quería golpear a ese tipo, nadie se acerca o toca a Emma.
Mí Emma.
Iba a aclarar algunas cuentas con él pero Maddy tomó de mis mejillas y plantó un beso sobre mis labios.
Asco.
Eso sentía, odiaba el sabor u olor a alcohol cuando una chica lo poseía, pero por estúpido mental que soy lo seguí.
Perfecto Tom, eres un genio.
No cerré mis ojos, los mantuve abiertos y al notar que aquel guarro rodeaba con sus brazos a Emma, anhelé golpearlo.
Rápidamente me puse de píe y me dirigí a ellos.
-¿A dónde crees que vas?. -chilló.
Diablos, como la odiaba.
-No es tu problema.
Le contesté cortante mientras limpiaba mis labios con mi derecha.
Me concentré más en la: "Parejita", y noté que Emma lloraba, demonios no.
¡No!, odiaba ésto, verle derramar lágrimas por algo o alguien.
El chico la apartó unos centímetros e hizo entrega de un pañuelo a sus delicadas manos.
Mierda Tom, hablas como un gay de primera, pensé.
-Vamos a una habitación...