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"Nadie escoge su amor, ni el momento, ni el sitio, ni la persona".
Cuatro días después, Emma abrió la puerta de su casa.
Sus ojos estaban rojos e hinchados, su maquillaje corrido y su cabello algo desordenado por haber estado día y noche en el hospital.
Todo en su organismo le dolía.
Los ojos de Georg estaban iguales a como los tenía Emma, la había acompañado los últimos tres días junto a sus amigos en aquellas incómodas sillas negras.
Tan solo recordar todo lo ocurrido, le daba nauseas.
Subieron a la segunda planta queriendo llorar a no poder más, y aún tenían la esperanza de que todo ésto fuese una horrible pesadilla.
Pero, lamentablemente, era la maldita realidad.
-¿Y tu madre?.
Le cuestionó Georg en un hilo de voz.
-Continúa en el trabajo...
Me dijo con melancolía quitando todo rastro de rimel corrido con crema quita maquillaje.
Vestidos de negro, se retiraron de su hogar y subieron al vehículo de Georg en completo silencio.
Una vez en el auto, Emma encendió la radio para que sus sollozos no fueran oídos por su hermanastro.
Ella desvió la vista a la ventana y cerró los ojos para que nuevas lágrimas resbalaran por sus mejillas.
No podía creer aún lo ocurrido.
Observó a Georg, quien tenía la vista concentrada en el camino, y acarició su cabeza con dificultad.
-Gracias por estar a mi lado en este momento.
Le agradeció la chica.
Él solo asintió con la cabeza.
No soportaba el dolor que tenía dentro del cuerpo y maldecía en su cabeza el no haber podido ayudar cuando sus dos amigos lo necesitaban.
Jamás se perdonaría haber estado lejos de ellos en aquel trágico momento.
En silencio, Georg aparcó el vehículo y ambos bajaron de este.
Fueron directamente donde se encontraba su amigo, junto a Maggie y Lily, que le hizo compañía todos los días, desde muy temprano.
Hasta que el sol comenzaba a desaparecer, ya que la oscuridad le hacía recordar el horrible sentimiento que recorrió su cuerpo aquella noche.
-¿Cómo está?.
Le cuestionó Emma con un nudo en la garganta.
-Mejor...
Le respondió Maggie levantándose de su asiento.
Gustav, al oír la voz de su amiga se sentó alegremente en la camilla de hospital con una gran sonrisa en el rostro.
-"Vas Happennin". -habló él.
-Hola estúpido. -sonrió ella mientras acariciaba sus oscuros cabellos. -¿Cómo te has sentido?. -preguntó.
Georg tomó asiento junto a Lily en el sofá marrón que había en la habitación.
La tristeza se encontraba presente en el lugar, todos con rostros nostálgicos y Gustav no entendía nada.
-Mucho mejor que ayer por la noche... -suspiró.
-Me alegro...
Y articuló Emma conteniendo las lágrimas que querían huir de sus ojos al ver la camilla vacía a su lado.