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Hongjoong había cabalgado sin parar desde que prácticamente había huido del este, estaba tan cansado y hambriento que había tenido intentos de quedarse dormido, pero sus impulsos orgullosos se lo impedían, por lo que luchaba con esa pereza que le ...

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Hongjoong había cabalgado sin parar desde que prácticamente había huido del este, estaba tan cansado y hambriento que había tenido intentos de quedarse dormido, pero sus impulsos orgullosos se lo impedían, por lo que luchaba con esa pereza que le llevaba a cerrar los párpados de forma pesada. Después de infinitos intentos por permanecer despierto se había quedado dormido sobre sirio. Estaba muy débil debido a la poca ingesta de alimentos y a la sangre que había perdido en todo ese camino, ni siquiera sabía de donde estaba sacando fuerzas para seguir.

Había comenzado a alucinar, pues cuando sus párpados permanecían en esa delgada línea entre el sueño y la realidad podía ver dos siluetas recostadas en el pasto. Estaba claro que no podía distinguir la realidad de un sueño.

Tenía tanto para decir cuando tuviera al rey enfrente, que esa era una de las razones por las que se estaba presionando hasta el cansancio para llegar cuanto antes al sur, pero esos pensamientos persistentes y agotadores lograban disiparse cuando volvía a cerrar los ojos. Finalmente cedió al cansancio, recostándose sobre sirio sin tener las fuerzas para luchar más, aún así, sujetó las riendas del caballo como si su vida dependiera de ello -ya que así era- y como si el caballo pudiera entender los sentimientos de su amo, comenzó a andar más despacio, solo para que Hongjoong no pudiera caerse.

Hongjoong ahora tenía la imagen viva de dos hombres recostados sobre un pasto verde, con flores de diferentes colores rodeando el ambiente. No podía ver con certeza de quienes se trataban, pues ambos sujetos no estaban dándole el rostro, solo se miraban mutuamente.

Hongjoong caminó unos cuantos pasos más, como si fuera el dueño de ese mundo de ensueño, tratando de ver de quienes se trataba y porque estaban intentando interrumpir su espontánea siesta.

El hombre que estaba cubierto con una capa roja de repente se sentó, fue entonces que Hongjoong pudo ver de quién se trataba. Era la misma persona que lucía como él, sus ojos eran de un rojo intenso los cuales combinaban a la perfección con la capa que utilizaba, pero esta vez, en lugar de tener lágrimas corriendo por sus mejillas, en sus rosados labios podía apreciarse una sonrisa la cual demandaba cariño y felicidad.

Hongjoong frunció el ceño, dispuesto a acercarse más para ver mejor a la otra persona, pero este reflejo suyo le miró, paralizándolo al instante, evitando que moviera un solo músculo. Comenzó a sentir un escalofrío subirle desde los tobillos hasta la punta de las orejas, claramente podía sentir que estaba invadiendo algo, y en ese momento, de verdad pensó que eso estaba sucediendo en la vida real, tanto que no quiso siquiera respirar.

El reflejo negó con la cabeza, despacio, casi en un movimiento imperceptible, regresando la mirada hacia el hombre que seguía recostado sobre el suelo. El otro hombre se sentó, bajándose la capa, dejando ver una corona de color blanco con piedras preciosas de jade decorando su cabeza.

Hongjoong notó que se decían algo, pero no pudo entender que era, hasta que el supuesto rey voltea sobre su hombro, entonces, Hongjoong solo pudo verle el perfil, pero fue suficiente para saber a quién le pertenecía. Conocía ese perfil de tantas veces que se había detenido a verlo.

FIREWORKS || SEONGJOONG/HONGHWADonde viven las historias. Descúbrelo ahora