Me estoy cansando

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Los días pasaban, y Clara no estaba bien, no había podido enfrentar a su mamá, ya no salía como antes e incluso había cancelado varios proyectos.

Había salido a caminar sola por las calles de Barcelona, eso la ayudaba a despejarse un poco. Sentía que alguien le hablaba hasta que se quito los audífonos y miro hacia atrás, era Gavi, que desde hace días no tenía respuesta de Clara.

Clara—¡Qué susto, joder! pudiste enviarme un mensaje, y nos evitábamos todo esto.

Gavi—¿Mensajes? Clara que ni revisas el celular, todo el mundo está preocupado por ti, ni me llamas, ni me escribes ¿qué ocurre? Desde el día de tu desmayo, no has querido hablar con nadie. Soy tu novio, no un desconocido.

Clara—Perdona, he estado con muchas cosas en la cabeza, incluso cancele algunos proyectos, necesito tomarme un tiempo.

Gavi—¿Lo dices en general? ¿Ya me quieres lejos de ti?

Clara toma a Gavi a las mejillas, mientras que el chico hace una mueca, porque las manos de Clara estaban heladas.

Gavi—Ahh, estas helada.

Clara—Pablo... que tengo miedo de que si te digo esto, te alejes de mi.

Gavi—Venga Clara, dímelo, no te voy a juzgar, sabes que te voy a ayudar, para eso soy tu novio.

Clara comienza a llorar mientras abraza a Gavi.

La rubia termina diciéndole todo al sevillano, dejándolo sin palabras, por la fuerte noticia.

Clara—Lo venía venir, por eso no te quería decir nada.

Clara se gira para seguir con su camino, pero Gavi la toma del brazo y la regresa hacia él.

Gavi—A ver, no te vayas, que que putada te está pasando y la verdad pues no se que decirte, porque es algo fuerte, pero que te voy a ayudar, si quieres ir a encarar a tu mamá, te acompaño ahora mismo.

Clara—¿Ahora?

Gavi—No hay que perder el tiempo, y quiero que sepas que tú no eres culpable de nada, tú estás fuera de todo esto. Lo que si te quiero decir es que me molesta que te deprimas sola, no guardes tus emociones, y mejor dime cómo te sientes, que un poco de compañía no le hace mal a nadie.

Clara—Perdóname, no te busqué, porque no me sentía lista, estos días he estado procesando mucha información.

Gavi le da un beso a Clara, y la vuelva a abrazar, para darle un poco más de tranquilidad a la rubia.


(........)

Clara había llegado a casa de su madre, acompañada de Gavi, el chico decidió esperar en otro lado, para que Larissa no sospechara nada.

La rubia timbró la puerta, y después de unos segundos su madre le abrió, mirándola de una forma despectiva.

Larissa—¿Qué quieres? Te recuerdo que fuiste tú, la que se quiso ir de esta casa.

Clara—Tuve buenos motivos. (Cerrando la puerta) Vine a hablar contigo.

Larissa—¿Ah, si? ¿De qué?

Clara—De lo enferma que puedes llegar a ser.

Larissa—¿Perdón?

Clara—¡Qué lo sé todo mamá! ¡Se que tú mataste a mi papá! Lo envenenaste y lo dejaste morir, te hiciste la que no sabías nada, cuando en realidad, tú fuiste la causante de que haya muerto.

Larissa—No sé de qué estas hablando, hija.

Clara—¿Ahh, no sabes? ¿Te suena Roberto García?

Larissa se queda sin palabras al oír ese nombre...

Clara—El me lo ha dicho todo, tú le diste otro medicamento a mi papá y por eso se murió.

Larissa— (sorprendida e indignada) ¡Clara, eso no es verdad en lo absoluto!

Clara—Vine a decirte que te entregues. Eres tan despreciable, que no puedo verte de otra manera.

Larissa—No soy una asesina, por el amor de Dios... Soy tu madre Clara, no...

Clara—Tú ya no eres nada para mi. Y de ese mínimo afecto que tenía por ti, ya no queda nada.

Larissa—Eres mi sangre.

Clara—No me compares contigo, eres una asesina, me quitaste al amor de mi vida, la única persona que en verdad me quiso. No pudiste aceptar tu error, y preferiste matar a mi papá ¿hm? ¿Con qué derecho te atreviste a arrancarme a mi familia? Siento vergüenza de ti.

Larissa—Te di todo, no me puedes hablar así.

Clara—Pues no sirvió de nada, no mereces ni un poquito de respeto, hazte responsable por una maldita vez. (Entre lágrimas).

Larissa—Eso no va a pasar.

Clara—Okey, entonces ahora mismo voy a dar aviso a las autoridades de todo lo qué pasó.

Larissa le tira el teléfono a Clara al suelo, y la empuja contra la pared, dejando a su hija asustada.

Larissa—No esperaba que me traicionarías. ¿Serías capaz de denunciar a tu mamá?

Clara—Sí. Porque eres una desalmada, porque no eres nadie para decidir sobre la vida de los demás y porque te odio.

Larissa—Tú no entiendes cómo funcionaba nuestra familia.

Clara—No nunca lo entendí porque vivimos en una farsa. Yo te quise, te amé, y todo sería distinto si tú no hubieras hecho esto, y al menos me quisieras aunque sea un poquito.

Larissa—Aún podemos intentarlo.

Clara—Tuvieras que volver a nacer Larissa.

Clara no quiere seguir hablando con su madre en ese momento y decide salir de la casa.



Clara camina hacia dónde está Gavi y solo lo abraza entre lágrimas.

Clara—¡Me quiero morir!

Gavi—Cállate, no digas eso, todos reciben su castigo, eso te lo por seguro, yo te voy a ayudar, pero no quiero que te hundas en todo este problema. A seguir con tu vida Clara ¿me oyes?

Clara—No sé si pueda.

Gavi—De eso me encargo yo.

Gavi vuelve a abrazar a Clara, más fuerte que nunca, y no puede evitar dejar salir un par de lágrimas por ver a su chica así de mal.

 Eso de olvidarte nunca lo aprendíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora