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Desperté con un el típico dolor de cabeza de cuando tomas hasta perder la conciencia, la luz de la ventana pasaba sobre la tela empeorando más mi situación, me costó abrír mis ojos analizando todo el cuarto y tardaron unos segundos para darme cuenta donde andába, el cuarto de Tom, no entendía como terminé aquí, solo recuerdo tomar tanto ayer hasta perder memoria de lo que haya hecho.
Ni un solo recuerdo se venía a mi mente vacía en estos momentos

—. Maldición que dolor de cabeza — daba masajes intentando calmar las punzadas fuertes que sentía, aquí es donde venía aquella promesa de no volver a tomar hasta perder la conciencia pero a quien engaño, el tomar es de mis debilidades.

Mi vista giro hacia Tom que igual que yo estaba sin entender  nada, sus ojos estaban muy achinados intentado abrirlos por completo, me burlé en su cara se veía hecho mierda con esas rastas que parecían estropajos sobresalientes.

—. Tu también estas hecho mierda con esas sombras escurridas, pareces un maldito panda junto a ese cabello de erizo — contraataco golpeando mi hombro.

—. Mejor que tener ese estropajo sobre la cabeza —carcajeé intentando acomodar sus rastas para darle una mejor presentación, las aplastaba pero era inútil mi ayuda.

Por su parte intentaba quitar mis sombras escurridas con un pedazo de tela de su playera, su gran sonrisa burlona me hacía entender que nada había salido bien.

—. Conste que se intentó —alzó sus brazos inocentemente.

—. Que hiciste Tom —lo fulmine con la mirada levantándome de la cama.

Camine hacia el gran espejo viendo mi rostro un asco, las sombras estaban muy escurridas supongo que el arregló de Tom las volvió más peor de como estaban antes, y mi cabello estaba igual que el de Tom todo esponjado y revuelto.
Un desastre total sería la descripción de ambos.

—. A todo esto que haces en mi habitación Bill— preguntó extrañado soltando un gran bostezo.

—. Al igual que tu no entiendo nada de lo que haya pasado ayer — el puto dolor de mi cabeza se volvió hacer presente cerrando mis ojos con fuerza 

Al abrirlos note a Tom en mi misma situación maldiciendo un sinfín de veces tocando su cabeza intentando calmar el dolor, era la ventaja de ser gemelos, conocíamos muy bien nuestras emociones.

—Bien hora de levantarnos — camine a su dirección obligando a Tom que se moviera de la cama pero solo se quejaba como niño chiquito aferrándose a ella.

En lo que el se preparaba alistandose, yo intentaba tomar mi cabello en una coleta y pasando un trapo húmedo hasta limpiar por completo todo lo mal escurrido.

—. Mira eso—su voz de Tom me obligó a verlo, que ya se encontraba con algo más de presentación en sus rastas testarudas solo es sabia como domarlas. Como lo hacía quien sabe

Seguí su mirada hacia el otro extremo del buró encontrándome con dos vasos llenos de agua junto a dos pastillas, camine hacia ellas tomándo una y otra pasandosela a Tom que no dudo nada en tomarla, tomabamos el agua como si jamás la hayamos sentido pasar sobre nuestras gargantas.
Tener resaca era un fastidio.

Cuando salimos del cuarto justo venían saliendo George tallando sus ojos con una cara de pocos amigos, justo de malas como era costumbre verlo siempre que salíamos a tomar, Gustav y Tanny que venía juntos bostezando platicando de algo inaudible a diferencia de ellos venían tan acaramelados.
Cada uno venía en su mundo o en diferentes formas de pasar la amarga resaca pero lo que sí compartíamos era vernos destruidos por la gran borrachera de anoche. Nuestras caras daban mucho de que hablar.

First Love(Tom Y Bill Kaulitz) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora