Capitulo 34.

1.1K 107 4
                                    

—No entiendo, ¿por qué ahora hay dementores rodeando el colegio?

Pregunto Percy a su novia mientras él miraba por la ventana a aquellos seres oscuros, la joven se encontraba acostada con las manos en el abdomen observando el techo.

—Fred dijo que es por Sirius Black, ¿Recuerdas, el que escapó de Azkaban?— Percy asintió recordando lo que decía el anuncio en El Profeta—. Dicen que podría venir por Potter.

—¿Por Potter?

—Se dice que fue cómplice de Lord Voldemort— el pelirrojo tembló ligeramente al oír aquel nombre—, que Black le dió los detalles de los Potter y así los encontró, y que podría querer a Harry para acabar con él. Aunque, ya sabes, lo dice Fred. Pero eso explica los dementores, si Sirius viene ellos lo detendrán... ¿Sabes conjurar un patronus?

—Por supuesto.

La joven se sentó de golpe mirando a su novio, él le sonrió.

—¿Por supuesto? Jamás he logrado hacer uno completo, solo una luz.

—Es más complicado de lo que parece— dijo Percy tomando su varita y la mantuvo firme—. Debes tener en mente un recuerdo, el más feliz que tengas, y luego pronunciar el hechizo.

El chico siguió sus propias instrucciones haciendo que de su varita saliera una luz azul brillante que luego se convirtió en un zorro que corrió por la habitación hasta desaparecer por la ventana y disperso a los dementores que estaban más cerca.

—¿Un recuerdo feliz?— pregunto __ y él asintió—. ¿En qué pensaste?

—Puedo pensar en cualquier momento contigo y funciona.

__ sonrió se levantó tomando su varita, siguió las instrucciones de su novio.

—Expecto Patronum— dijo ella recordando la vez que conoció a Percy pero de su varita sólo salió un destello, volvió a concentrarse, ahora pensó en la vez que el chico le declaró sus sentimientos por primera vez—. ¡Expecto Patronum!

De su varita salió la misma luz brillante que había hecho Percy y ahora había un Husky que imitó la acción del zorro, la joven se encontraba boquiabierta y su novio aplaudió en felicitación a su novia.

—¡Perfecto, lo lograste cariño!— Percy dejó un beso en la frente de la chica mientras le sonreía—. Por cierto, es un lindo patronus.

__ iba a contestar antes de escuchar gritos unas habitaciones más distantes a la suya.

—Es Ron.

Percy abrió la puerta asomándose por el pasillo, al parecer los gemelos hicieron lo mismo y los cuatro fueron hasta la habitación.

—¿Quién ha gritado?— pregunto Percy entrando.

—¿Qué hacen?

La sala común estaba iluminada por los últimos rescoldos del fuego y llena de restos de la fiesta. No había nadie, pero se sentaron en grupo allí, Ron dijo que Sirius Black estuvo en su habitación y que lo había atacado con un cuchillo.

—¿Estás seguro de que no soñabas, Ron?

—¡Les digo que lo vi!

—¿Por qué arman tanto jaleo?

—¡La profesora McGonagall nos ha mandado acostarnos!

Algunas chicas habían bajado poniéndose la bata y bostezando.

—Estupendo, ¿continuamos? —preguntó Fred Weasley con animación.

—¡Todo el mundo a la cama! —ordenó Percy a las chicas y chicos que empezaban a salir.

—Percy... ¡Sirius Black! —dijo Ron, con voz débil—. ¡En nuestro dormitorio! ¡Con un cuchillo! ¡Me despertó!

—Has comido demasiado, Ron. Has tenido una pesadilla.

—Te digo que...

Llegó la profesora McGonagall. Cerró la puerta de la sala común y miró furiosa a su alrededor.

—¡Me encanta que Gryffindor haya ganado el partido, pero esto es ridículo, ¡Percy, no esperaba esto de ti!

—¡Le aseguro que no he dado permiso, profesora! —dijo Percy, indignado—.
¡Precisamente les estaba diciendo a todos que regresaran a la cama! ¡Mi hermano Ron tuvo una pesadilla...!

—¡NO FUE UNA PESADILLA! —gritó Ron—. PROFESORA, ME DESPERTÉ Y SIRIUS BLACK ESTABA DELANTE DE MÍ, CON UN CUCHILLO EN LA MANO!

La profesora McGonagall lo miró fijamente.

—No digas tonterías, Weasley. ¿Cómo iba a pasar por el retrato?

—¡Hay que preguntarle! —dijo Ron, señalando con el dedo la parte trasera del cuadro de sir Cadogan—. Hay que preguntarle si ha visto...

Mirando a Ron con recelo, la profesora McGonagall abrió el retrato y salió. Todos los de la sala común escucharon conteniendo la respiración.

—Sir Cadogan, ¿ha dejado entrar a un hombre en la torre de Gryffindor?

—¡Sí, gentil señora! —gritó sir Cadogan.
Todos, dentro y fuera de la sala común, se quedaron callados, anonadados.

—¿De... de verdad? —dijo la profesora McGonagall—. Pero ¿y la contraseña?

—¡Me la dijo! —respondió altanero sir Cadogan—. Se sabía las de toda la semana, señora. ¡Las traía escritas en un papel!

La profesora McGonagall volvió a pasar por el retrato para encontrarse con la multitud, que estaba estupefacta. Se había quedado blanca como la tiza.

—¿Quién ha sido? —preguntó con voz temblorosa—. ¿Quién ha sido el tonto que ha escrito las contraseñas de la semana y las ha perdido?

Hubo un silencio total, roto por un leve grito de terror. Neville Longbottom, temblando desde los pies calzados con zapatillas de tela hasta la cabeza, levantó la mano muy lentamente.

En la torre de Gryffindor nadie pudo dormir aquella noche. Sabían que el castillo estaba volviendo a ser rastreado y todo el colegio permaneció despierto en la sala común, esperando a saber si habían atrapado a Black o no. La profesora McGonagall volvió al amanecer para decir que se había vuelto a escapar.

Por cualquier sitio por el que pasaran al día siguiente encontraban medidas de seguridad más rigurosas. El profesor Flitwick instruía a las puertas principales para que reconocieran una foto de Sirius Black. Filch iba por los pasillos, tapándolo todo con tablas, desde las pequeñas grietas de las paredes hasta las ratoneras. Sir Cadogan fue despedido. Lo devolvieron al solitario descansillo del piso séptimo y lo reemplazó la señora gorda. Había sido restaurada magistralmente, pero continuaba muy nerviosa, y accedió a regresar a su trabajo sólo si contaba con protección. Contrataron a un grupo de hoscos troles de seguridad para protegerla. Recorrían el pasillo formando un grupo amenazador, hablando entre gruñidos y comparando el tamaño de sus porras.

—Esto será interesante— dijo __ y Percy asintió—, ahora sí me siento como prefecta.

Prefecto Perfecto.- Percy Weasley y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora