Capitulo 43.

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—¡Gracias a Dios, gracias a Dios!— La señora Weasley, que evidentemente los había estado aguardando en el jardín delantero, corrió hacia ellos, estaba pálida con El Profeta en la mano—. ¡Arthur, qué preocupada estaba, qué preocupada!

Le echó a su marido los brazos al cuello, y El Profeta se le cayó de la mano. «Escenas de terror en los Mundiales de Quidditch», acompañado de una fotografía en blanco y negro que mostraba la Marca Tenebrosa.

—Están todos bien —murmuraba la señora Weasley como ida, soltando al señor Weasley y mirándolos con los ojos enrojecidos—. Están vivos, niños...

Y, para sorpresa de todo el mundo, cogió a Fred y George y los abrazó con tanta fuerza que sus cabezas chocaron, ___ intento ocultar una sonrisa burlesca.

—¡Ay!, mamá... nos estás ahogando...

—¡Pensar que los reñí antes de que se fueran! —dijo la señora Weasley, comenzando a sollozar—. ¡No he pensado en otra cosa! Que si les atrapaba Quien-vosotros-sabéis, lo último que yo les había dicho era que no habían tenido bastantes TIMOS. Ay, Fred... George.

—Vamos, Molly, ya ves que estamos todos bien —le dijo el señor Weasley en tono tranquilizador, arrancándola de los gemelos y llevándola hacia la casa—. Bill — añadió en voz baja—, recoge el periódico. Quiero ver lo que dice.

Bill le entregó el periódico a su padre. Éste echó un vistazo a la primera página mientras Percy atisbaba por encima de su hombro.

—Me lo imaginaba —dijo resoplando el señor Weasley—. «Errores garrafales del Ministerio... los culpables en libertad... falta de seguridad... magos tenebrosos yendo por ahí libremente... desgracia nacional...» ¿Quién ha escrito esto? Ah, claro... Rita Skeeter.

—¡Esa mujer la tiene tomada con el Ministerio de Magia! —exclamó Percy furioso—. La semana pasada dijo que perdíamos el tiempo con nimiedades referentes al grosor de los calderos en vez de acabar con los vampiros. Como si no estuviera expresamente establecido en el parágrafo duodécimo de las Orientaciones para el trato de los seres no mágicos parcialmente humanos...

—Haznos un favor, Percy —le pidió Bill, bostezando—, cállate.

—Bueno en algo tiene razón— dijo ___ junto a su novio—. Skeeter es una pesadilla, siempre hablara públicamente mal de lo que odia, he salido en varios de sus artículos, solo hay falacias.

—Me mencionan —dijo el señor Weasley, abriendo los ojos tras las gafas al llegar al final del artículo de El Profeta.

—¿Dónde? —balbuceó la señora Weasley, atragantándose con el té con whiskey— ¡Si lo hubiera visto, habría sabido que estabas vivo!

—No dicen mi nombre —aclaró el señor Weasley—. «Un oficial del Ministerio salió del bosque poco tiempo después de la aparición de la Marca Tenebrosa diciendo que nadie había resultado herido, pero negándose a dar más información. Está por ver si su declaración bastará para sofocar los rumores que hablan de varios cadáveres retirados del bosque una hora más tarde.» Vaya, francamente... —dijo el señor Weasley exasperado, pasándole el periódico a Percy—. No hubo ningún herido, ¿qué se supone que tendría que haber dicho?

—«Rumores que hablan de varios cadáveres retirados del bosque...» Desde luego, habrá rumores después de publicado esto— dijo Percy exhalando un suspiro largo.

—Molly, voy a tener que ir a la oficina. Habrá que hacer algo.

—Iré contigo, papá —anunció gravemente Percy—. El señor Crouch necesitará todas las manos disponibles. Y podré entregarle en persona mi informe sobre los calderos.

Prefecto Perfecto.- Percy Weasley y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora