Capitulo 38.

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-¡Ay! No, Fred... Vuelve, vuelve. Ha habido algún error. Dile a George que no...- decía ___ atorada en la chimenea-. ¡Ay! No, George, no hay espacio. Regresa enseguida y dile a Ron...

-A lo mejor Harry nos puede oír... A lo mejor puede ayudarnos a salir...

-¡Harry! Harry, ¿nos oyes?

-¡___! ¿Me oyes?-___, dentro de la chimenea, chistó: «¡Shh!» ya que Fred se quejaba de que George le estaba aplastando el tobillo.- ¡Soy Harry! La chimenea está cegada. No podrán entrar por aquí.

-¡Maldita sea! -dijo la voz de Fred-. ¿Para qué diablos taparon la chimenea?

-Tienen una estufa eléctrica -explicó Harry.

La voz de Ron se unió a la de los otros.

-¿Qué hacemos aquí? ¿Algo ha ido mal?

-No, Ron, qué va -dijo sarcásticamente la voz de Fred-. Éste es exactamente el sitio al que queríamos venir.

-Sí, nos lo estamos pasando en grande-añadió George, cuya voz sonaba ahogada, como si lo estuvieran aplastando contra la pared.

-Callense- dijo __ aplastada por todos-. Estoy intentando pensar qué podemos hacer... Y el único modo... Harry, échate atrás.

Harry se retiró hasta el sofá, pero su tío Vernon dio un paso hacia delante.

-¡Esperen un momento! -bramó en dirección a la chimenea-. ¿Qué es lo que pretenden...?

¡BUM!
La estufa eléctrica salió disparada hasta el otro extremo de la sala cuando todas las tablas que tapaban la chimenea saltaron de golpe y expulsaron a __, Fred, George y Ron entre una nube de polvo. Tía Petunia dio un grito y cayó de espaldas sobre la mesita del café. Tío Vernon la cogió antes de que pegara contra el suelo, y se quedó con la boca abierta, sin habla.

-Así está mejor -dijo __ jadeante, sacudiéndose el polvo-. ¡Ah, ustedes deben de ser los tíos de Harry! Eh... bueno... disculpe todo esto. Ha sido culpa mía, no se me ocurrió que podía estar cegada.

-¡Hola, Harry! -saludó Ron alegremente-. ¿Tienes listo el baúl?

-Arriba, en la habitación -respondió Harry, devolviéndole la sonrisa.

-Vamos por él -dijo Fred de inmediato.

-Bueno -dijo ___ balanceando un poco los brazos mientras trataba de encontrar palabras con las que romper el incómodo silencio-. Tienen ustedes una casa muy agradable.

Como la sala se hallaba ahora cubierta de polvo y trozos de ladrillo, este comentario no agradó demasiado a los Dursley.

Dudley apareció de repente en la sala. Fue caminando pegado a la pared, vigilando a __ con ojos desorbitados, e intentó inútilmente ocultarse detrás de sus padres.

-¡Ah, éste es tu primo!, ¿no, Harry? -dijo la joven, tratando de entablar conversación.

-Sí -dijo Harry-, es Dudley.

-¿Estás pasando unas buenas vacaciones, Dudley? -preguntó cortésmente.

Dudley gimoteó. Fred y George regresaron a la sala, transportando el baúl escolar de Harry. Miraron a su alrededor en el momento en que entraron y distinguieron a Dudley. Se les iluminó la cara con idéntica y maligna sonrisa.

-¡Ah, bien! -dijo ___-. Será mejor darse prisa- se remangó la túnica y sacó la varita- ¡Incendio!

Exclamó __, apuntando con su varita al orificio que había en la pared. De inmediato apareció una hoguera. ___ se sacó del bolsillo un saquito, cogió un pellizco de polvos de dentro y lo echó a las llamas, que adquirieron un color verde esmeralda y llegaron más alto que antes.

Prefecto Perfecto.- Percy Weasley y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora