Un corazón roto ✔

Capítulo 21 -Pasado- (Eva)

—De pequeña solía por las noches de cielo despejado, salir con mi padre al tejado para ver las estrellas y las noches de verano para dormir en un saco —estaba un poco melancólica, el ambiente era un ambiente íntimo y seguro.

La ciudad estaba llena de luces y la luna estaba llena, los coches se oían, la ciudad aún estaba en funcionamiento a pesar de ser de noche.

—Cuéntame más de tu padre —me pidió Laura.

—Bueno... por donde empiezo... —pensé, pero no mucho —mi padre era un hombre trabajador y fiel, mi padre me hacía hamburguesas o me llevaba a comerlas los domingos de noche, le encantaba la playa y la noche, lo de comer las hamburguesas era como una tradición que no pude continuar, me falto coraje —suspire —mi padre era optimista y era un buen hombre, nos quería mucho. En unos meses hará cinco o seis años que me dejó. El mundo cuando se fue no se paró, continuó como la obra de un teatro donde todos somos los peones —mire a Laura —él me hacía socializar y me hacía reír, hacía que mi madre también estuviese feliz, no sé qué hubiese pasado si no hubiese muerto. Era una persona muy feliz y siendo feliz le contagiaba a la gente la felicidad. No puedo decirte mucho más de él, bueno, su aspecto era el de un hombre trabajador, él trabajaba de albañil, tenía el pelo castaño al igual que sus ojos, estaba muy bien de salud y era alto, no se me ocurre mucho más que contarte de él —Laura me miraba curiosa.

—Tu padre era un buen hombre, algún día me podrías llevar a conocerlo.

—Pero si está muerto...

—Por eso, algún día me podrías llevar a conocerle —le entendí.

—Si —le sonreí.

El vaho salía de sus labios al respirar por ellos, las luces y la brisa que movía su cabello le hacían ver hermosa. Seguía mirándome, sus manos cogieron las mías.

—Eva, no me cuentes por encima, que paso con tu madre y su novio, por favor —como le explicaba.

—Es muy largo de explicar.

—Me quedaré el tiempo que necesites para escucharte, ya sea de madrugada, yo te escucharé contarme, me preocupas, es normal que quiera saber —suspiré, la quería mucho, ¿Cómo se lo explico todo?

—Todo empezó cuando tenía once años, casi doce —la mire y ella me miraba atenta —mi padre se fue un día al trabajo y como sabes murió en un accidente de coche. Mi madre y yo nos enteramos a las horas de haber pasado el accidente y que él hubiese muerto, cuando mi madre se enteró fue al hospital y yo fui con ella, a ninguna nos dejaron verle, al día después de haber muerto mi padre y madre ya estaba como si no hubiese pasado nada, no fue ni al entierro y me toco ir con mi tía por parte de padre al entierro, me dolió que él muriese, en mundo no se paró ni revivió aunque le hubiese dado tiempo, lo afronte ya no volvería a verlo a mi lado ni acompañándome a la escuela ni haciéndome hamburguesas ni viendo conmigo las estrellas o jugando con la arena de la playa —todo eran recuerdos que solo eran nostálgicos, ninguno con mi padre era triste —a las semanas mi madre ya no se encontraba casi por casa y comía de la comida del colegio o de lo que me dejaba congelado, al tiempo de unas dos semanas mi madre me presentó a un hombre, un hombre mayor y un tanto canoso, no me gustaba para nada ese hombre —respire y me estaba tomando mi tiempo.

—Continúa, por favor, yo no voy a hacerte daño ni voy a juzgarte, tranquila —adoraba tenerla a mi lado.

—Con el tiempo el hombre que me había presentado mi madre se presentaba con frecuencia en casa, mi madre sonreía, no parecía que su marido hubiese muerto hacía unas semanas o meses. El hombre pasaba la mayoría del tiempo en casa y un día mi madre me dijo que era su novio, a mí no me gusto, ¿Cómo podía haber olvidado tan rápido a mi padre?, me enfade con ella, pero eso no impidió al novio de mi madre hacer lo que me iba a hacer —cerré los ojos tratando de borrar algunas imágenes —él —sollozo —él me toco muchas veces, no sabría decirte cuantas en total fueron muchas, pero en ninguna hubo penetración —lloraba, pero se lo estaba contando, no quería parar.