Un corazón roto ✔

Capítulo 23 -Pasado- (Eva)

Cuando me desperté Laura aún estaba dormida, seguía con su brazo derecho debajo de mi cabeza y si brazo izquierdo ahora se encontraba abrazándome por detrás de mi cintura atrayéndome hacía ella, aspiré su aroma, ¡olía tan bien!

Recordé que Evelyn, Juan y Carlos se habían ido en la madrugada, ¿nos habrían oído?, aparte esos pensamientos de mi cabeza y di paso a otros bastante más importantes para mí.

¡Que yo también le gusto a Laura! ¡Yo también le gusto!

Estoy superfeliz, me encanta gustarle, haber ciertamente yo no me había dado cuenta de que me gustaba hasta hace un día o dos, pero ahora estoy segura, pero sé que me gusta mucho pasar tiempo con ella y con eso me basta.

Sé que me cuesta tomar la iniciativa y todo eso... pero intentaré tomarla, sí, quiero que se sienta querida.

Espera, se me la teoría de lo que es querer y tener una pareja, pero nunca lo he puesto en práctica, se supone que hay que tener sexo y todo eso... pero es que yo no me siento aún con fuerza y confianza para hacerlo...

¡Borrar, borrar y borrar! ¡Me estoy adelantando demasiado!

¡No debo! Quiero que se sienta querida, quiero darle mimos y hacer cosas normales con ella, dentro de nuestros límites, obviamente.

Laura empezó a moverse un poco, parecía que iba a despertarse.

—Buenos días dinolectosauria —dije acariciando su cabeza. Bostezo.

—Buenos días, ¿llevas mucho tiempo despierta?

—No, no hace ni diez minutos —seguía acariciándole su pelo revuelto.

— ¿Qué es eso de dinolectosauria?

—Por el pijama.

—Entonces tú serias dinodibujasauria —dijo chinchándome.

—Puede —le miré y ella ya me miraba — ¿has dormido bien?

—Sí, ¿y tú?

—También.

—Me alegro, parece que las ojeras van desapareciendo, eso es bueno.

—Sí, eso es porque duermo contigo y contigo me siento protegida —sus ojos brillaron.

—Me alegro mucho —me atrajo hacia ella para abrazarme — ¿nos habrán oído?

— ¿Quién? —sabía a quién se refería, pero prefería que lo dijese ella.

—Mis padres —lo dijo como la cosa más obvia del mundo —y bueno mi hermano.

—Quien sabe —no quise tomarle mucha importancia.

La clavícula de Laura estaba encima de mí, tenía mi cabeza apoyada muy cerca de sus pechos. Le di un besito y acurruqué mi cabeza otra vez.

Al rato noté como depositaba un beso en mi cabeza antes de empezar a hablar.

— ¿Desayunamos?

—Vale —tenía ganas de preparar el desayuno juntas.

—No me quiero levantar —dijo bajito.

—Pero no nos podemos quedar todo el día en cama — evidencié —en algún momento tendrás o tendré que ir al baño, te dará hambre, y demás.

—Ya —sonaba triste.

— ¿Qué te apetece desayunar?

—Lo que la señorita mande —me separe un poco para poder verle la cara.