Capítulo 51 -Pasado-

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Eva y Carlos iban de camino al hospital donde aún estaban Evelyn y Laura. Cada uno iba metido en sus pensamientos y ninguno decía nada, el único ruido que se oía era el de la ciudad, la gente caminando de un lado hacia otro, las puertas de los establecimientos abriéndose cada vez que entraba o salía alguien, las palomas, el viento primaveral y un montón de ruidos que emitían ellos mismos en sus cabezas, ruidos que no podían controlar y mucho menos callar, ni siquiera poner en mute.

Eva miraba perdida en el suelo y Carlos al frente, evitando así que Eva se chocase con la gente. Llegaron al hospital, en la recepción estaban Evelyn y Laura hablando con una mujer, se acercaron sin decir nada hasta que estuvieron lo suficiente cerca para que Laura los pudiese reconocer, corrió hacia ellos, pero se fundió en un abrazo con Eva.

—Hola cariño —le dijo cuando estuvo Eva entre sus brazos.

—Hola —no mostraba mucho ánimo y su mirada está perdida y apagada, Laura enterró el rostro de Eva en su hombro donde desconsoladamente volvió a llorar —perdón... —dijo en un sollozo —perdóname por favor —siguió sollozando.

—No pasa nada cariño —dijo Laura partiéndosele el corazón en dos por ver a Eva tan mal, aunque no fuese la primera vez —No pasa nada —la estrechó aún más en sus brazos —ya está —le susurró al oído —no pasa nada por lo de esta mañana.

—No fue mi intención irme así y mucho menos después de lo que me he enterado... —volvió a sollozar —perdón.

—No pasa nada, de veras —beso la mejilla de Eva —ya tengo el diagnóstico, aunque creo que mi hermano se ha adelantado a mí —lo miró, pero no dijo nada más respecto a Carlos —con la quimioterapia podría llegar a tener alguna posibilidad de reducir el cáncer, aunque sean casi nulas las posibilidades, o también me podría alargar un poco de vida, cualquier cosa está bien —dejo caer una lágrima —aunque me tenga que rapar la cabeza por la caída de pelo —trato de sonreír aunque Eva no la viese, ella también quería ser fuerte a ojos de su madre, de Eva, de Carlos y de su padre, aunque no iba a ser tarea fácil, pero por no menos lo intentaría. ¿Qué perdía?

—Deberías tener ahora mismo a alguien que pueda ayudarte a desahogarte, no a mí que lo único que sé hacer es llorar y lamentarme por no poder ser lo que necesitas en estos momentos y en lo que faltan por venir —lamentó Eva.

—Eva —Laura puso el rostro de Eva entre sus manos— te quiero a ti, no a otra persona.

—Pero...

—No me vale ningún, pero, a la persona que quiero a mi lado es a ti, no quiero a otra persona, ¿te queda claro? —Eva asintió poco convencida —te quiero.

—Yo también te quiero —Carlos las miraba fijamente, aunque con una pequeña sonrisa triste, pero no iba a protestar, iba a ayudarlas y darles su apoyo.

—Así que al final lo has conseguido hermanita —se acercó y le dio un poco con el codo en el brazo —la tienes en el bote. Laura fulminó con la mirada a Carlos —es que recuerdo que hace varios meses lo único que salía por tu boca eran cosas de Eva —miro a Eva divertido —se notaba mucho que te gustaba Eva —su sonrisa se tornó pícara —me alegro mucho, de veras —a Laura le sorprendió lo último que había dicho Carlos.

—¿De veras?

—Sí, Eva, me cae muy bien y de veras que creo que hacéis bonita pareja.

—Pero a ti no te gustaba la gente como nosotras —dijo Laura.

—Se pueden hacer excepciones —se encogió de hombros con una sonrisa, se alejó para irse con su madre, que las observaba con una sonrisa triste, tal y como había hecho Carlos unos instantes antes.

—Cada día mi hermano me sorprende más, ¿le has hecho algo viniendo hacia aquí? —dijo a broma.

—Creo que no...

—Qué raro...

—¡Mierda!

—¿Qué pasa?

—¡No he avisado a mi madre! —dijo a la vez que sacaba el móvil del bolsillo —¿hoy también me quedo o no?

—Sí, por favor, quédate.

—Vale —escribió a su madre y ya un poco más tranquila, guardo el móvil —te quiero mucho —dejo un beso en los labios de Laura, a la vez que Evelyn y Carlos se iban acercando poco a poco, aunque no se hubiesen percatado.

—Yo también —Evelyn y Carlos llegaron a su altura haciendo que se sobresaltasen por su repentina aparición.

—Qué monas —dijo Evelyn haciendo que a Eva y Laura se les sonrosasen las mejillas.

—¡Mama! —río un poco Laura, pero Evelyn no le hizo mucho caso.

—Hacéis muy buena pareja, yo no me opongo, ya sois mayorcitas —su sonrisa era de oreja a oreja, aunque la vida no les estuviese dando lo mejor, había que disfrutar el presente.

—Gracias —dijo Eva tímidamente, sintiendo que sus dudas se quedaban a un lado y daban paso a lo que pasaba en ese mismo momento.

—Si quieres te puedes quedar también esta noche y todas las que Laura necesite, no tendremos problema en tenerte en casa, incluso si quieres puedes traerte algunas cosas de casa de tu madre —Eva se separó de Laura y se fundió en un abrazo con Evelyn.

—Muchas gracias, de veras.

—Mujer, no es para tanto.

—Yo también cuidaré de la casa y de Laura, lo prometo.

—No tenía muchas dudas de que no lo fuese a hacer.

—Gracias —dijo ya separándose de los brazos de Evelyn para luego entrelazar su mano con la de Laura yéndose los cuatro del hospital.

Un corazón roto ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora