Capítulo 57 -Pasado- (Eva)

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—¿En qué pensabas? —me mira confundida, me mira dudosa de algo —¿Por qué has ido? —la noticia se ha corrido como la pólvora.

—No lo sé —trato de decir, aunque verla así me hace sentir mal por decirle eso.

—¿Cómo que no lo sabes? —me toma de las manos y me mira fijamente —¿en qué momento se te ha pasado por la cabeza ir allí? —sus manos tiemblan —cariño... —baja el tono y apoya su frente contra la mía, puedo notar su respiración agitada y no puedo negarme a decirle.

—Pensé que si me hacía daño podría dejar de sentirme tan inútil —aparte un poco mi frente —fui tan estúpida de ir a donde mi madre y acabe saliendo como salí —iba a replicarme algo, pero la pare —perdóname, de verdad que no era mi intención desaparecer de repente, yo de veras que lo siento mucho —separe mis manos de las suyas y me senté en la cama.

Mis dos codos se apoyaron en mis rodillas y mi cabeza en mis manos, siento como la cama se hunde un poco cuando Laura se sienta a mi lado.

—No eres inútil —pone una mano en mi pierna —no tienes que hacerte daño cada vez que sientas que no puedes más, puedes decírmelo a mí, lo sabes —empezó a hacer círculos con el dedo índice —te quiero de cualquier manera, te voy a querer si eres un desastre, te voy a querer si eres un desastre, te voy a querer si te vas, te voy a querer si te quedas, te voy a querer completa y también te voy a querer rota, te voy a querer de cualquier manera —bajo la voz —te voy a querer, ¿Por qué no te entra en la cabeza que te quiero de cualquier manera? —su tono era triste.

Giré la cabeza justo en el momento en el que una lágrima recorría su mejilla, puse mi mano en esa mejilla y la sequé.

—No lo sé cariño —miré a suelo —yo te quiero mucho, de cualquier manera tal y como has dicho —trague —te voy a querer, aunque pierdas el pelo, te voy a querer, si estás triste, si estás feliz o rota, te voy a querer de cualquier manera, pero no creo ser suficiente para ti, no creo que yo sea lo que tú necesitas, te he hecho llorar y soy tan tonta por ir a ver a mi madre —las lágrimas empiezan a salir.

—Eres suficiente, siempre lo has sido —se levanta de la cama y se pone en cuclillas en frente mío a la vez que coge mis manos —eres suficiente hoy, mañana y siempre, siempre vas a ser suficiente, siempre has sido suficiente para mí, desde el primer momento en el que te vi a un lado del mundo, en el momento en el que nuestras miradas se cruzaron, en el momento en el que te bese, en el momento en el que te dije te quiero, en el momento en el que me dijeron lo del cáncer, en todos y cada uno de ellos has sido más que suficiente y siempre lo serás así que quítate de la cabeza de que no me das lo que deberías porque no es así, yo te voy a querer tal y como eres y eres suficiente todos y cada uno de los días del año, de las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, siempre —me miraba y por sus mejillas caían lágrimas —te quiero —apoyo su cabeza en nuestras manos y no dijo nada más.

—Yo también te quiero mucho, yo quiero ser lo que necesitas, yo quiero ser lo que veas en las mañanas al despertar, yo quiero ser quien te ayude en tus bajones, yo quiero ser quien sepa todo lo que te pasa, yo quiero ser suficiente para ti, yo quiero ser tu futuro y no tu pasado, yo quiero que te veas como yo te veo, yo quiero que seamos tú y yo contra lo que venga, ¿lo serías conmigo? —levanta su cabeza y me mira.

—Una y mil vidas más —me coge de las mejillas y me besa —¿siempre?

—Siempre —digo antes de que vuelva a besarme.

Un corazón roto ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora