Capítulo 37 -Pasado- (Laura)

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Llegamos al instituto, pero el mal presentimiento no se iba.

Estaba muy preocupada por Eva, ¿Cómo podía haberme sonreído después de lo que le hizo su madre?

De refilón, en algún momento que no fue en clase pude ver como Mara me miraba mal, pero no le di mucha importancia.

La mañana transcurrió tranquila, pero mi mal presentimiento no se iba.

—Laura —estábamos comiendo — ¿te has acordado de hablar con Mara para que deje de mirarte mal?

—No, ¿Por qué?

—Porque ahora mismo te está mirando mal —Eva miraba cada poca detrás de mí.

—A, no me había dado cuenta —me acabé el bocadillo —ya hablaré otro día con ella.

—No, Laura, tienes que hablar con ella hoy, cuanto antes mejor, por favor —me pidió.

—Vale... —me acerqué a Eva para besarla en el frente —ahora vuelvo —me dirigí a Mara. Cuando me vio dirigirme a su mesa dejó de hablar y me dedico una sonrisa —hola.

—Hola —dijo amable — ¿Qué necesitas?

—Tengo que hablar contigo —su expresión cambio, como si ella hubiese esperado que le dijese eso.

—Claro, yo también tengo algo que decirte, pero tiene que ser en privado —no me gustaba por donde iba la cosa, pero si Eva me había dicho que hablase con ella, así lo haría.

—Vale, cuanto antes mejor —se levantó y trató de cogerme de la mano, pero la rechacé, no le gusto, pero empezó a caminar.

Antes de salir de la clase eché un último vistazo a Eva que se encontraba con el bocadillo en la mano y dibujando algo en su libreta, fui detrás de Mara.

Fuimos por el pasillo hasta la entrada del instituto, allí cogió el camino para ir cerca de las gradas, yo la seguía a escasos pasos. Llegamos al fin debajo de un árbol, Mara se apoyó en él y yo me acerqué con el mal presentimiento a flor de piel, su mirada era penetrante y trataba de ser seductora, como si la hubiese estado practicando en el espejo de su baño por horas y horas.

— ¿Qué es lo que querías decirme? —dije.

— ¿No quieres empezar tú? —negué con la cabeza —vale —miro al suelo, no estaba para perder el tiempo, cuando estuve a punto de decirle que dijese algo dijo —me gustas — ¿QUÉ? No me miraba a la cara y sé que esta persona no puede vivir si la atención no va dirigida a ella —me di cuenta hace unos días —se acercó a mí y puso una mano en mi mejilla y trato de besarme, pero pude apartarme antes.

—No —su cara cambio completamente.

— ¿No? —parecía entre furiosa y amenazante.

—No —trato de volver a besarme, pero la cogí por el brazo y suavemente la aparté —no me gustas, ya sabes que estoy con Eva.

—Eva... —parecía que no supiese quién es —es verdad, no me acordaba, pero ¿no es más emocionante estar con dos personas a la vez y que una de ellas no lo sepa? — ¡Esta tía es tonta o se lo hace! Pensé.

—No, me gusta ella, la quiero —su cara se volvió sombría —y no qué coño te pasa por la cabeza, pero parece que quieres lo que la gente tiene, parece que nunca en tu puta vida te hayan dicho que no y yo sea la primera persona en decírtelo —me estaba enfadando —no me gustas ni me gustaras.

—Eva es el problema... —susurro.

—No, ella no es el problema, el problema eres tú que no sabes que no se puede tener todo en esta vida —me estaba enfadando aún más.

Un corazón roto ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora