1

67 12 11
                                    

Un primer intento arruinado


26 de Noviembre de 2022.

Levantarme temprano de la cama no era fácil para mí, por eso extrañaba las vacaciones, pero en esos días, tenía que levantarme muy temprano para ir al instituto, cosa que detestaba.

Amaba los sábados por la misma razón, pero tal parece que ese sábado no sería el caso.

—¡Heidren, mueve el trasero! —gritó mi tía desde la cocina.

No respondí a su llamado pero sí me levanté de la cama. «El instituto apesta». Luego de una ducha, fui bajando las escaleras camino a la cocina cuando otra trompeta final resonó.

—¡Heidren! —un grito más fuerte que el anterior—. ¡O te mueves o le doy tu desayuno a Puggy!

Me sobé el cuello al escucharla por segunda vez y me di cuenta que había dormido en una muy mala posición. «El instituto sí que apesta».

—¡Heidren!

—Ya estoy aquí —informé con voz somnolienta. Se sobresaltó un poco al verme entrar en la cocina de la nada—. Clara, eres muy ruidosa. 

—¿Y cómo quieres que sea? —dijo, atizándome con una mirada de tía estricta la cual no le quedaba—, si lograr que te levantes a tiempo nunca es posible.

—Ya me había levantado cuando me llamaste —aseguré. Solté un bostezo rascándome el cabello, mi cabeza solo pensaba en volver a la cama y dormir sin un final—. Además, no es como si fuera importante llegar a tiempo hoy.

Tía Clara chasqueó la lengua al tiempo que me sentaba en la mesa.

—Pero igual son actividades del instituto y necesitas estar presente para tener puntos extra.

Hizo mucho énfasis en la palabra "Extra". No me iba muy bien en clases y ella lo sabía, pero tampoco era tan grave, mis notas eran buenas comparadas con las de la mayoría.

Giró y fue a la estufa.

—¿No necesitas llevar tu mochila? —preguntó, mientras le da vuelta a un panqueque y lo servía en un plato para mí.

—Solo voy a estar ayudando en el club, no necesito la mochila —respondí—. No sé porqué tengo que ir a esa ratonera —dije mientras comía con rapidez mi desayuno.

—Por la simple razón de que necesitas estudiar.

—Es sábado, tía —le recordé—. ¿Quién estudia los sábados?

—Te sorprenderías al saber cuántas personas lo hacen —se sentó en la mesa con su habitual taza de té y me miró, seria—. Y la otra razón es que, si estudias lo suficiente, tendrás oportunidad de conseguir un mejor trabajo que yo.

—Tu trabajo es increíble —opiné, como algo que ya ambos sabíamos muy bien—. Le has salvado la vida a muchos animales, tan solo pregúntaselo a Puggy.

Sí, mi tía era veterinaria, una muy buena de hecho, podía recordar a la perfección la cara de felicidad de los dueños cuando le entregaba a sus mascotas sanas y felices.

Regué la mirada a mi alrededor y reparé en que no veía a Puggy.

—Por cierto, ¿dónde está?

—En el patio, vigilando los conejos del vecino.

—Ojalá se los coma —deseé, y me levanté a lavarme las manos—. El viejo Gorgo es un fastidio.

—El señor George, Heidren —me corrigió. El vecino "George" es un viejo con cara de sapo que desde el primer día que nos mudamos le caí pésimo—. Solo es algo malhumorado.

HEIDREN [Iguales: Libro 1] (Completa ✓) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora