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¡Feliz año nuevo!

31 de Diciembre de 2022.

10:18 PM.

Llegamos al bar del padre de Márcell. Había más gente de la que pensé, y solo en la entrada.

Al entrar, la música nos atacó los oídos. Afuera solo se escuchaban personas hablando, adentro tenías que gritar para que tu voz se medio escuchara por los pelos. El lugar estaba increíble, todo se veía semi oscuro y rojo por las Luces LED, las paredes adquirían vida gracias a ellas. Las mesas estaban abarrotadas de gente, había globos negros y rojos pegados al techo y en medio estaba una esfera de luces.

Caminamos entre el tumulto, chocando con algunos. Vi a Joseph enseguida en la barra, junto con él, Ginna, y a su lado: Márcell. Tomé a Paula de la mano y nos acercamos.

Joseph fue el primero en saludar. Traía una camisa gris abotonada hasta el cuello y unos pantalones de vestir color caqui. El cabello rubio peinado hacia atrás y sujetado con una pequeña liga, le daban un aire fresco.

Márcell, en cambio, vestía jeans oscuros con una camiseta blanca y una chaqueta color negro. Sus ondulados cabellos se encontraban rulos y el pendiente le relucía mucho.

Ginna nos saludó después. Se veía muy linda con su cabello suelto y su vestido plateado en dos piezas.

Lucían increíbles, aunque no pudieron decir lo mismo de mí.

—¡Por Dios! ¿Qué traes puesto? —dijo Márcell, con una expresión de horror—. Dime quien fue, demandaremos a la tienda donde compraste eso.

—El lugar quedó bien —comenté, cambiando de tema.

—¡Es fabuloso!—Paula se pegó más a mi costado. La piel se me erizó.

—Basta, basta. Me halagan —vociferó Márcell dándose crédito—. Ya, venga, a beber.

Con bebidas en mano, empezaron a hablar de lo que harían más tarde. Verlos reír era una sensación maravillosa, saber que están bien me hace sentir bien.

Márcell; con su manera de hacer reír a todos.

Joseph; con su agradable serenidad.

Ginna; que estaba formando parte de nosotros.

Y Paula; que me hacía sentir cosas realmente fantásticas. Verla sonreír, escucharla hablar, escapar conmigo sin dudarlo...

En especial, no podía dejar de pensar en lo afortunado que era por tener amigos como lo son ellos dos. Su ayuda y sus maneras de ver la vida me hacían sentir vivo. Pensaba que yo los había encontrado pero fueron ellos quienes me encontraron a mí.

Alguien puso un vaso de refresco en la barra. Alcé la mirada y me encontré viendo a una chica de cabello negro que me sonreía.

—¿No tomas con ellos? —preguntó mientras le servía un vodka limón a una chica que había llegado.

«¿De dónde salió?»

—No me gusta el alcohol —respondí. Tuve que alzar la voz, la música estaba muy fuerte—. Me llevo mejor con el refresco.

—¿No bebes otra cosa? —me miraba con duda—. Para ser franca, no te creo.

—Sí —tomé un trago del refresco—. También bebo agua. 

Ella puso los ojos en blanco y formó una risa ladina.

—Vale, chico sin alcohol —me extendió una mano—. Soy Tammy, como ves, soy la barman sustituta que acaba de llegar de la nada. Serán atendidos por mi durante los próximos diez minutos, siéntete dichoso.

HEIDREN [Iguales: Libro 1] (Completa ✓) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora