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Espera... ¡Esta no es mi cama!

01 de Enero de 2023.

9:15 AM.

PAULA TOZCANO

Una luz que entraba desde algún punto me hacía no querer abrir los ojos. Una suave almohada hacía reposar mi mejilla. Mis manos palparon la suave cama donde me encontraba.

Me dolía la cabeza y estaba algo mareada. No sabía qué hora era pero supuse que debía levantarme, si no, llegaría Kamila y lo haría. Me giré sobre la cama colocándome boca arriba y con pesar abrí los ojos.

Mi vista era borrosa y los párpados me pesaban. Hice un esfuerzo apoyando los codos para alzarme un poco. Un olor desconocido invadió mi nariz. Mientras mi vista se enfocaba y mi mente procesaba información como de quién era yo, cómo me llamo y si soy hombre o mujer, sentí algo húmedo en mi mano derecha, la que estaba al borde de la cama.

Era frío, áspero y recorría el dorso de mi mano. Llevé mi vista hacia donde sentía aquello y, después de un rato en el que mis ojos pudieron ver con más claridad, una gran lengua llena de baba me lamía la mano.

Pegué un brinco con el que caí hacia el otro lado de la cama, para más sorpresa, había tocado algo duro y grande, pero tibio a la vez. Me giré y vi una figura masculina, bocabajo y desnudo de la cintura para arriba.

Pegué otro brinco hacia atrás y me caí de la cama envuelta en las sábanas. Me di un golpecito en la cabeza que me aumentó el mareo.

Me incorporé y quité las sábanas que me tapaban la vista, cuando lo hice, un gran perro con mucho pelo negro apareció frente a mí. Me miró fijamente y luego, sin previo aviso, me empezó a ladrar. Retrocedí creyendo que me mordería, pero no lo hizo. Fue entonces cuando reparé en mi alrededor.

Miré hacia arriba y ese no era mi techo, miré a los lados y esas no eran mis cosas, miré las paredes y las mías no tenían ese color, miré la cama y la mía tenia esa forma, y tampoco tenía a un hombre semi desnudo durmiendo plácidamente sobre ella.

Mirase por donde mirase, esa no era mi habitación.

—¿Pero qué...? —sentí que al hablar me iba a estallar la cabeza—. ¿Qué pasó?

Cómo pude me senté ahí mismo en el piso, apoyando la espalda a un lado de la cama. Frente a mí, una ventana corrediza permitía la entrada del sol cálido de la mañana. En la habitación muchas cosas regadas: zapatos, calcetines, bolsas de papas y también...

—¡Mi vestido!

El mismo vestido que traía puesto la noche anterior estaba tirado en el piso y no cubriéndome el cuerpo. Por instinto me miré. Estaba en ropa interior.

¡En ropa interior!

Gateando fui a buscar el vestido, cuando lo tomé, un olor asqueroso emanó de él. Lo estiré para verlo y una gran mancha de lo que parecía ser vómito estaba estampada justo en el frente y al estar envuelto manchó otras partes.

Mil preguntas me pasaron por la cabeza junto con la jaqueca: «¿Qué pasó anoche? ¿Qué hago aquí? ¿Por qué hay un hombre desnudo? ¿Fue él quién me quitó la ropa?»

Otro ladrido del perro me sorprendió. Giré y me di cuenta que había subido a la cama, ya no me miraba a mi sino al otro que seguía durmiendo.

Tomé la sábana y me cubrí con ella, me acerqué a la cama justo al lado del perro que parecía más bien inofensivo, y vi la forma humana y masculina de torso descubierto que permanecía descansando plenamente ante mí.

HEIDREN [Iguales: Libro 1] (Completa ✓) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora