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Fiesta de navidad, el lugar perfecto para un misterio muy misterioso


21 de Diciembre de 2022.

La semana se me hizo una eternidad, pero ahí estaba, mirándome en el espejo porque la noche de la fiesta al fin había llegado.

Decidí ir con pantalones color negro, zapatos del mismo color y camisa gris de botón manga corta. En cuanto a mi cabello, que estaba un poco largo, la había peinado hacia atrás.

Nada mal para ser un outfit buscado en Pinterest.

Tía Clara preparaba la cena, así que bajé a la cocina, para que me viera, era la que le daba el visto bueno a mí ropa.

La encontré poniendo la mesa y al entrar me vio con cierta impresión, y con una de esas sonrisas que hacían las madres al ver a sus hijos vestidos elegantes.

—Wow, pareces gente —dijo, soltando un silbido.

—Que forma tan moderna de decir que me veo bien —dije, acercándome y fingiendo estar ofendido—. Me lastimas, Clara.

—Ya, solo bromeaba —tomó el cuello de mi camisa y lo arregló—. Estás guapo.

—¿Ahora lo notas? —pregunté incrédulo—. Sí lo he sido siempre.

—Eso sí me hizo reír.

—Y eso sí me lastimó.

Me palmeó las mejillas y regresó a la mesa.

—¿Puggy sigue en tu cuarto? ¿Tampoco quiso jugar hoy? —pregunté. Puggy no quiso salir de casa a jugar en toda la semana, y eso no era común en él.

—No —respondió con pesar—. Tampoco ha tenido mucho apetito, me preocupa. Lo revisé esta mañana y no sé qué pueda tener, si sigue así tendré que pedirle a Carlo que lo revise.

Carlo es un socio de mi tía, también es veterinario. Se especializa más que todo en caninos.

A mí también me preocupaba Puggy, no me gustaría que estuviera enfermo.

—Seguro no es nada grave —dije para animar.

Luego de unos minutos comiendo, ella preguntó:

—¿Te arreglaste tanto para esa chica, ¿verdad?

—Puede que sí.

—¿Cuándo me la presentarás?

—No es como que si fuéramos novios para que la invite a casa.

—¿Qué importa? Quiero conocerla —dijo, levantándose de la mesa—. Invítala a cenar.

Le lancé una mirada suspicaz.

—¿Es mi impresión o mi querida tía intenta comportarse como una madre?

—No te sorprendas el día que cuente cómo saliste de mis entrañas.

—Mejor inventa que me cambiabas los pañales, es mejor a que cuentes como un bebé salió de una vagina.

Comenzó a reír. Después de un rato recordé algo.

—¿Cancelaste mi número? —me miró extrañada—. Tuve que comprar otro hace unos días porque mi chip dejó de funcionar de la nada.

—Se me había olvidado —dijo, se dirigió a lavar los platos dándome la espalda—. No pude pagar el servicio a tiempo y tuvieron que cortarlo. Pero ya tenemos otro en el teléfono de casa, no te preocupes.

HEIDREN [Iguales: Libro 1] (Completa ✓) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora