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Planificación Pre-desastre

17 de Febrero de 2023.

10:15 AM.

Cinco horas antes del encierro de Heidren.

PAULA TOZCANO

Frustrada, así me sentía. Las palabras de Heidren se me adherían a la piel y quemaba. Aún podía sentir su agarre en mi mano, y como posó su frente en ella mientras me pedía no acabar con nuestra relación, que bien no era una de novios, pero que nos hacía sentir...

Sí, sentía muchas cosas por Heidren, debía aceptarlo. ¿Cómo no hacerlo? Él despertó algo cálido en mí, algo que nadie más logró despertar, me hizo sentir una chica única y maravillosa.

Al principio creía que era igual a los demás, que solo me veía como una chica la cual su única virtud era ser bonita, pero el vio más que eso. Sus ojos, de un color negro profundo, esos que me miraban con sinceridad, no solo me hicieron sentir deseada, sino que también me hicieron sentir querida, apreciada, segura, comprendida...

El chico que volteaba a verme cada que coincidíamos en el instituto, el chico que me sacó a bailar, el que quiso jugar Mario Kart conmigo a pesar de lo infantil que podía ser, el que me llevó en sus brazos a mi habitación, el que me arropó con sus cálidos abrazos... Ese era el chico que despertó estos sentimientos, era el chico que me gustaba y al que quería.

Pero también era el chico al que acababa de dejar, el que probablemente se estaba sintiendo culpable cuando la única culpable había sido yo.

«No me dejes, quédate conmigo, por favor, quédate».

Y sí, quería quedarme, pero él no merecía a una persona tan podrida como yo en su vida.

Sentía que acababa de clavar un doble puñal, uno en el corazón de Heidren, y otro en el mío. Hacerlo fue más doloroso de lo que pensé que sería. ¿Pero cómo puedo decir que estoy igual de lastimada cuando fui yo quien lo lastimó?

Lágrimas caían de mis mejillas al recordarlo correr hasta mí, aferrarse a mí... Tenía una mano en mi pecho tratando de controlar mi respiración, pero me era difícil, secaba mis mejillas pero volvían a humedecerse.

«¡Dijiste que no te conformarías con eso! ¡Dijiste que lo intentarías! ¡Aún no termino, aún puedo enamorarte más!».

Quería regresar y decirle que sí, que no me conformaría, que seguiría intentándolo, que ya estaba enamorada de él.

Y más aún cuando estaba por hacer algo horrible.

—¿Llorando tan temprano, princesita?

Pasé mis manos por mis mejillas limpiando rápidamente las lágrimas que aún se negaban en parar.

Trece salía de un cuarto adjunto del almacén donde me había dicho horas antes que lo encontraría. Cerró la puerta y desde ahí me miró con fingido pesar.

Yo permanecía en una sala sentada sobre en viejo y polvoriento sofá. El lugar parecía estar abandonado desde hace años, había telarañas en las paredes y todo estaba cubierto de polvo y suciedad, habían cosas rotas y papeles esparcidos por todo el piso.

Ni siquiera levanté la vista hacia él cuando se acercó y se agachó hasta que nuestros rostros quedarán a la misma altura.

—No lo hagas —sujetó mi mejilla—. Sabes que no me gusta verte llorar.

Aparté su mano de un manotazo.

—No me toques —hablé entrecortada, la voz se me quebró por haber llorado, aún así, hice un esfuerzo por sonar firme—. Te dije que no te atrevieras a tocarme.

HEIDREN [Iguales: Libro 1] (Completa ✓) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora