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Vaya, no solo hubo fiesta, sino también un misterio

10 de Febrero de 2023.

8:00 PM.

Era viernes por la noche. Estábamos bien vestidos y con cabellos bien peinados, yo, con perfume barato pero que olía bien y con una cara que no combinaba nada con mi aspecto.

¿Y qué querían que hiciera? ¿Reír? ¡Pues no!

—¿Podrías quitar esa cara de estreñimiento? —exigió Márcell cuando llegamos—. Transmites tus malas energías.

La casa de Cristián, o mejor dicho, la gran casa de Cristián, estaba siendo invadida por un gran número de personas, la mayoría, mayores que nosotros. Era una casa de estilo retrogrado y fachada en losas de piedra. Dónde sea que pegaras el ojo podías ver las palabras "Miles de dólares".

«¡Malditos chicos ricos!»

—Bien, chicos, es hora de alocarse.

—¿Podrían recordarme por qué hacemos esto? —pidió Joseph, tenía una cara de querer huir de allí a la primera oportunidad.

—Porque tú necesitas divertirte, porque Heidren quiere las dichosas evidencias y porque yo necesito encontrar una nueva chica.

—Ah, sí —contestó, sin ánimo a nada.

Márcell colocó su mejor sonrisa de casanova.

—Recuerden, bonitos y gorditos, muchachos, bonitos y gorditos.

Entramos en la casa, una fuerte sensación de descontrol reinaba allí. Había gente tomando, fumando, besándose en cualquier esquina. Había vasos de plástico por el piso y también vi un sostén rojo sobre una maceta. Todos chocaban con todos, todos se tocaban con todos, todos hacían todo con todos.

Cruzamos la sala y...

—¡Márcell! —gritaron unos chicos del equipo a lo lejos, junto a tres chicas muy bonitas, y Márcell fue a saludar sin siquiera pensarlo dos veces.

Bueno, al menos Joseph no se iría a...

—Sí, tengo tiempo —dijo Joseph, con el teléfono a la oreja. Me dio la espalda y salió del gentío a hablar por teléfono sin avisar si regresaría o no.

Fue así cómo terminé más solo que un 1.

Pero bueno, no me iba a quedar ahí parada cómo el propio idiota todo el rato. Sacudí mi cabeza y me mentalicé.

«No viniste a divertirte, tienes un trabajo que hacer».

Así que anduve entre todos, buscando a los implicados, evitando borrachos y previniendo que me dieran bebidas de dudosa procedencia.

Luego de un rato me convencí de qué, viera por dónde viera, no encontraba a los sospechosos ni a los que no fueran completos desconocidos.

Volví a mentalizarme.

«Relájate, tampoco es como si todo fuera...»

—¡LÁNZAMELO ENCIMA, PAPI! —gritó alguien de la nada.

Para cuando fui consiente de que un grupo de chicos apuntaban con vasos a un chica junto a mí, ya era demasiado tarde.

Una lluvia de cerveza comenzó a caer, mojando todo lo que fuera gente o no. De un brinco salí del área de baño alcohólico y escapé a la sala, oliendo a pura cerveza barata.

Pero ni siquiera allí era seguro.

Una fila de chicos se turnaban para fumar en un rincón. La música estaba altísima. El ambiente olía a cigarrillo. En una mesa junto a la puerta, una chica con tatuada vomitaba en un jarrón y otras dos la grababan muertas de risa.

HEIDREN [Iguales: Libro 1] (Completa ✓) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora